Diario de León

Así lo revela el informe presentado por el Departamento de Estado OPINIÓN

Según EE.UU., España es la base logística del terrorismo islámico Las relaciones exteriores centran la visita del Príncipe El futuro iraquí se juega en la batalla de Sadr City

La facilidad de movimientos hacia Europa y la numerosa población del Magreb, claves

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ENRIQUE VÁZQUEZ - efe | washington

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España es un «importante punto de tránsito y una base logística para las organizaciones terroristas» islámicas que operan en Europa Occidental, según el informe anual sobre terrorismo del Departamento de Estado de EEUU, difundido hoy. El «Informe sobre Terrorismo en los Países en 2007», que cada año presenta el Departamento de Estado al Congreso de EEUU, afirma que «el Gobierno de España y sus ciudadanos están preocupados porque su país ha sido y sigue siendo un objetivo principal del extremismo islámico y de actos de terrorismo internacional». Cuatro años después de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, el Gobierno de España mantiene un estado elevado de alerta, explica el informe, que puntualiza que este país «coopera estrechamente con Estados Unidos para investigar y juzgar actos de terrorismo e impedir atentados futuros». El documento alerta de que la situación geográfica española, su numerosa población originaria del Magreb y la facilidad de desplazarse a otros países europeos «convierte a España en un cruce estratégico para los grupos terroristas internacionales y un lugar de ensayo importante para los extremistas norteafricanos de camino a Irak para unirse a la insurgencia». El Gobierno español, agrega, «teme que terroristas experimentados puedan regresar pronto a España» y a este respecto los medios españoles informaron en julio de que el grupo iraquí Ansar al Islam había establecido una célula de reclutamiento en Cataluña. Elogios al Gobierno A lo largo de 2007, España hizo frente de modo enérgico a quienes intentaban reclutar terroristas y detuvo a 47 sospechosos de terrorismo. En total, tiene encarcelados a 139 personas por este tipo de actividades, bien condenados o a la espera de juicio. El informe hace mención específica al juicio de los 29 sospechosos de participación en los atentados del 11-M, de los que 21 fueron declarados culpables. El Departamento de Estado elogia el modo en que el Gobierno, sus departamentos y los jueces españoles «se unieron para llevar a cabo una investigación y un juicio profundo y exhaustivo en una cuestión de la máxima importancia política y de seguridad nacional». El informe también alude a las actividades del grupo terrorista ETA y recuerda el atentado de Barajas el 30 de diciembre de 2006 que mató a dos personas, antes de que la organización declarara el final del alto el fuego el 6 de junio. La «buena actuación policial» permitió a las fuerzas de seguridad neutralizar una serie de posibles atentados de grandes dimensiones, pero la organización terrorista pudo perpetrar una serie de atentados más pequeños. España «ha colaborado con éxito con los Gobiernos de Francia y de Portugal para presionar a ETA por todas partes y limitar su espacio de maniobra», explica el Departamento de Estado. En diciembre pasado, puntualiza, las fuerzas de seguridad tenían bajo custodia a 122 supuestos miembros de ETA, entre ellos 76 en España, 40 en Francia y seis en otros países. El Príncipe Felipe ha realizado una visita a la Comisión Europea centrada en las relaciones exteriores de la UE. La visita obedece a una invitación personal del presidente de la CE, el portugués José Manuel Durâo Barroso, con quien Don Felipe ha mantenido una entrevista en la sede de la institución europea. Por expreso deseo de Durâo Barroso el encuentro bilateral ha estado seguido de un almuerzo, en el edificio Berlaymont Previamente, Don Felipe había sido recibido, en el edificio Justus Lipsius, por el Alto representante para la política exterior y de seguridad común europea (PESC), el español Javier Solana. LA CALMA embrionaria que parecía consolidarse hacia mediados de marzo en el gran bastión chií de Sadr City en Bagdad se ha convertido en un combate diario que alcanza a veces, como en las últimas 48 horas, el formato de una batalla. Tal vez hasta cincuenta muertos, entre ellos un cierto número de civiles, después de que una emboscada tendida por combatientes del llamado Ejército del Mahdi causara bajas al ejército norteamericano. Se informaba ayer de la muerte de tres soldados de EE UU y ello elevaba a casi cincuenta el total del mes, convertido así en el peor desde septiembre pasado. Tras las tormentas de arena que aprovechan los insurgentes chiíes (porque no pueden despegar sus peores adversarios, los helicópteros americanos) se esconden, de todos modos, algunos hechos no meramente militares o tácticos: hay un pequeño misterio en la conducta del líder político del movimiento, el joven Moqtada al-Sadr. El primero es su paradero, explicable en primera instancia por razones de seguridad, pero que resulta a veces difícil de comprender porque se obliga a hablar por portavoces e intermediarios y sus largas estancias en Irán suscitan comentarios de naturaleza política y hacen más difícil el análisis que entiende racionalizar los hechos. Es tal la complejidad del conjunto que se dice cada día más que Moqtada, en realidad, no tiene el control completo de los comandos chiíes que han disparado cientos de obuses y pequeños misiles sobre el área más protegida del país: la zona verde que aloja en Bagdad al Gobierno, el Parlamento y las grandes embajadas occidentales. El ejército norteamericano ha terminado por denominarlos, a falta de fórmula más exacta, grupos especiales. Tal vez uno de ellos organizó la audaz emboscada de ayer, que provocó una fuerte reacción norteamericana con las consiguientes - y letales en términos de credibilidad política - bajas colaterales. Lo cierto es que sin ganar genuinamente la «batalla de Sadr City» no estará ganada la trascendental y esperada «batalla de Bagdad». Y seguirá estando cojo el proceso de recuperación de un clima de concordia nacional que hace progresos pero está a falta de la cooperación de Moqtada y de la clarificación definitiva del papel iraní, que aloja al aguerrido clérigo, pero apoya en general al gobierno Maliki, también chií.

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