Diario de León
Publicado por
ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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TODOS LOS PRESIDENTES de los Estados Unidos tienen un equipo de redactores de discursos y un jefe del mismo que da los toques finales y lo presenta al jefe: el que Bush pronunció ayer en el parlamento israelí tiene el mérito de la coherencia: fue una simple versión bis de la célebre visión del llamado Greatest Middle East (el Gran Oriente Medio). Ya se ha olvidado, pero solo pocos días antes de la invasión de Iraq en marzo de 2003, Bush pronunció un discurso que pasa por ser la única elaboración teórica de su visión del conjunto regional y lo hizo ante un auditorio escogido: el American Enterprise Institute, vivero clásico de la derecha republicana y en presencia del vicepresidente Cheney y la plana mayor 'neocon'. La esencia es sencilla: los norteamericanos harán lo necesario para cambiar el Oriente Medio como un todo hacia un espacio democrático, abierto, liberal, próspero y en paz con Israel. El faro de la libertad brillará desde Bagdad (eso fue literal en el mensaje) y todo irá bien pues la libertad es indetenible y los pueblos solo están deseando librarse de las cadenas. Ayer en la Knesset el tono fue incluso más vibrante, con más precisiones geográficas y hasta un cierto marco temporal: Israel cumple sesenta años y cuando llegue a los ciento sesenta todo esto habrá ocurrido, desde El Cairo a Ryad y de Beirut a Damasco, Siria y el Irán serán democracias homologables y pacíficas y reinará el orden porque al-Qaeda, Hezbolá y Hamas habrán sido derrotados El presidente hizo un canto al indestructible vínculo de los Estados Unidos con Israel (aunque tal vínculo conoce una lenta, pero estable, tendencia a la baja medida por Gallup) y visitó previamente Masada, esa Numancia judía en la que los últimos resistentes contra Roma prefirieron inmolarse a rendirse. Un programa, pues, política y públicamente muy convencional y con el tono emotivo que se esperaba. Pero Masada está cada día mas desacreditada por la admirable (por independiente) nueva escuela de historiadores israelíes, que la tienen ahora por un gesto de fanáticos religiosos al margen de la dirección solvente del pueblo en peligro, y cercana al bandidismo guerrillero. Pero no era el día del revisionismo esclarecedor, sino de insistir y decir lo que el respetable quería oír. Como en marzo de 2003 en el AEI

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