Su decisión muestra el desmoronamiento del frente 47, la facción más sanguinaria de la guerrilla
Uribe refrenda su política ante las FARC con la deserción de«Karina»
La guerrillera «Karina» señalada como jefe del frente 47 de las FARC
El gobierno colombiano está seguro de que la estrategia de acoso y derribo aplicada mediante la Política de Seguridad Ciudadana tiene mucho que ver en el desmoronamiento de las FARC. Desde la llegada de Uribe al poder, el despliegue de las fuerzas de seguridad y el ofrecimiento de jugosas recompensas, ha ido diezmando al que durante decenios fue el principal organización armada del continente y tuvo 17.000 hombres. Entre las mujeres solo Karina subió en el escalafón. El frente 47, otrora poderoso, violento y sanguinario que sembró el terror en los departamentos de Antioquia, Caldas y Chocó, no pudo sobreponerse a la presión de los militares ni a la gran tentación de algunos de sus integrantes menos comprometidos ideológicamente de verse convertidos en millonarios. Durante años atacaron poblaciones, protagonizaron matanzas de campesinos, y secuestraron empresarios y hacendados de la región cafetalera. Los asaltos a Nariño (Antioquía) y Arboleda (Pensilvania)del año 2000, fueron los hechos más sangrientos así como el asesinato de 12 policías y un civil en Arboleda. El golpe de gracia fue el asesinato de su jefe Iván Ríos, que a sus 46 años era el miembro más joven del Secretariado de las FARC, a manos de su guardaespaldas, Rojas, quien le cortó la mano para que pudiera corroborarse su identidad. «Este grupo está en un repliegue estratégico, en palabras sencillas, están tratando de sobrevivir. Ya no son capaces de enfrentar ni siquiera una pequeña unidad del Ejército o de la Policía», aseguró el gobierno. Desde su creación en 1995 llegó a tener hasta 300 miembros. Hoy, según el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) -la principal agencia de inteligencia de Colombia- no llegan a 50. En el año 2004, Ríos fue enviado a Caldas para recomponer el Bloque Noroccidental y ayudar a su comandante Isaías, entonces ya arrinconado por la policía. Pero en marzo pasado, estaba casi disuelto. Después de su muerte, otros 5 hombres del grupo de Rojas se entregaron al Ejército.