Hillary tiene la «opción nuclear»

A Clinton se le acaba hoy el recorrido electoral. Su única opción para seguir en la lucha sería llevar esta contienda de delegados hasta la convención, lo que dañaría el capital político que ha acumulado en estas primarias y sería juzgado con severidad por sus correligionarios. La última gran bolsa de delegados que podía arañar Hillary Clinton fue repartida los más salomónicamente posible el sábado por el Comité de Reglas y Normas del Partido Demócrata, que tenía la esquizofrénica misión de asignar a posteriori los delegados de unas elecciones -Michigan y Florida- que habían sido invalidadas de antemano por incumplir el calendario del partido. La decisión fue mal recibida por los partidarios de Clinton, que amenazan con crear un cisma apelando en la Convención de agosto. Irremediablemente el resultado tenía que ser imperfecto. Por un lado, acaba con la única oportunidad de Clinton de pisarle los talones a Barack Obama en la cuenta de delegados. Por el otro, le da una ventaja neta de 24 delegados frente a su rival, al que ahora en vez de faltarle 40 delegados para llegar a la meta le faltan 66. «¡Denver, Denver!», gritaban los seguidores de Clinton en referencia a la Convención del Partido Demócrata donde la ex primera dama podrá presentar su apelación al Comité de Credenciales. Su representante Harold Ickes anunció que la candidata «se reserva el derecho» de hacerlo. Esa posibilidad ha sido bautizada por los analistas como «la opción nuclear» porque reventaría las posibilidades del Partido Demócrata de ganar en noviembre, ya que debilitaría a su candidato y no le permitiría cerrar filas hasta que se hubiera resuelto el caso sólo dos meses antes de las generales. A Obama la noticia más importante de la campaña que haya dado su partido le pilló en una ciudad soñolienta de Dakota del Sur, estado que junto con Montana bajará el telón de las primarias a lo largo del día de hoy.