Diario de León

La primera consecuencia es la imposbilidad de mejorar el funcionamiento de la Unión ampliada

La UE vuelve a asomarse al abismo tras el «no» de Irlanda al Tratado

La derrota adquiere mayor relevancia al computarse un 51% de participación de votantes en la cita

El primer ministro irlandés conversa con un grupo favorable al «no» del Tratado de Lisboa

El primer ministro irlandés conversa con un grupo favorable al «no» del Tratado de Lisboa

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José Manuel Sanz - bruselasefe | bruselas
León

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El «no» irlandés al Tratado de Lisboa vuelve a colocar a Europa ante el vacío, y ello en el peor de los momentos, con la crisis económica instalándose en los hogares y el descontento de los europeos creciendo. Basta que un país rechace la ratificación para que el nuevo tratado europeo, que pretende mejorar el funcionamiento de la Unión ampliada, no pueda entrar en vigor. Ésta es la primera consecuencia concreta de lo ocurrido en Irlanda. Las reformas internas que la UE persigue desde hace más de un lustro, con el fin de agilizar sus mecanismos de decisión y aumentar su peso e influencia en el mundo, tendrán que seguir esperando. Pero todavía es pronto para certificar la muerte del Tratado de Lisboa, heredero de la malograda Constitución europea, como se han apresurado a hacer algunos militantes del «no» dentro y fuera de Irlanda. «No ha muerto. Todavía está vivo», ha afirmado en rueda de prensa en Bruselas el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso. El jefe del Ejecutivo europeo no ha podido dar ninguna pista sobre cómo reanimar al tratado, pero ha urgido a todos los estados miembros que aún no lo han hecho (8 de 27, incluida España) a seguir con el proceso de ratificación. Es la única manera de obtener, ha dicho, «una fotografía completa» de la situación. El llamamiento se dirige sobre todo, sin nombrarlos, a los gobiernos del Reino Unido y la República Checa, y en menor medida a Suecia y Dinamarca, todos ellos sujetos a fuertes presiones internas de una población muy euroescéptica. Si estos países optan por suspender la ratificación parlamentaria, el Tratado de Lisboa sí que habrá muerto y la crisis será entonces muy profunda. La clave la tiene Gordon Brown. Sobre el «premier» británico van a arreciar las presiones para que convoque un referéndum o suspenda la ratificación, ahora que los vecinos irlandeses han rechazado el tratado. El presidente de turno de la Unión, el primer ministro esloveno Janez Jansa, ha recordado que «no es la primera vez» que un tratado europeo ha de hacer frente al rechazo de la ciudadanía y que la UE siempre ha terminado por encontrar una solución. El «no» danés al Tratado de Maastricht en 1992 se esquivó concediendo a Dinamarca una serie de exclusiones que permitieron repetir el referéndum; el «no» irlandés al Tratado de Niza en 2001 se resolvió ofreciendo a los irlandeses «aclaraciones»; y el «no» de franceses y holandeses a la Constitución en 2005 se pudo superar rebautizando el Tratado constitucional como Tratado de reforma. En los dos primeros casos hubo segunda consulta y en el tercero una renegociación limitada. Los máximos líderes de la Unión Europea analizarán las consecuencias del referéndum irlandés sobre el Tratado de Lisboa en la «cumbre» que celebrarán el jueves y viernes próximos en Bruselas, según fuentes de la Presidencia de turno eslovena. El orden del día del Consejo Europeo, como se conoce a la reunión semestral de los jefes de Estado o Gobierno de la UE, va a verse totalmente alterado por el «no» irlandés del pueblo irlandés al Tratado, en caso de que éste se confirme oficialmente. Según ha indicado el ministro irlandés de Justicia e Interior, Dermot Ahern, en declaraciones a la televisión de su país, el «no» al Tratado se ha impuesto en la consulta popular del jueves en Irlanda. Anticipo Fuentes diplomáticas en Bruselas han adelantado que la cuestión centrará asimismo la atención de los ministros europeos de Asuntos Exteriores, que tienen previsto reunirse el próximo lunes en Luxemburgo para preparar las deliberaciones de los líderes.

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