Un comando formado por unos ochenta miembros consiguen liberar a cerca de 350 talibanes
El asalto talibán a una cárcel en el sur deAfganistán libera a casi 900 presos
El ataque planeado tras hacer reventar un camión suicida en la entrada duró entre 15 o 20 minutos
Las tropas internacionales y afganas buscaron a los casi 900 prisioneros que fueron liberados anoche por un grupo de insurgentes talibanes, en un asalto a una cárcel del conflictivo sur de Afganistán. La Policía afgana y los soldados están llevando a cabo redadas por toda la ciudad de Kandahar y las autoridades han ordenado que los lugareños no salgan de sus casas. Unos 80 insurgentes asaltaron anoche la cárcel principal de Kandahar, uno de los bastiones de los talibanes. Los rebeldes hicieron chocar un camión bomba contra la entrada principal de la prisión y penetraron en el complejo para liberar a los presos, explicó a Efe el viceministro afgano de Justicia, Mohammad Qasim Hashimzai. «Había unos mil prisioneros en esa cárcel. La mayoría de ellos han escapado», señaló. Además, durante el asalto talibán al centro penitenciario se iniciaron tiroteos que acabaron con la vida de nueve policías, siete prisioneros y un civil, según el jefe del consejo provincial de Kandahar, Ahmad Wali Karzai, hermano del presidente del país, Hamid Karzai. El jefe del consejo provincial aseguró que unos 390 talibanes lograron escapar, mientras que, del resto de prisioneros, tan sólo quedan 200 en la cárcel. «Todo pasó en entre 15 y 20 minutos. Fue un ataque planeado», dijo Karzai, quien señaló que durante el asalto los insurgentes destruyeron una pared de dos metros situada en las celdas de los prisioneros comunes. Escaparon 890 prisioneros Por su parte, una fuente policial cifró en 890 el número de prisioneros que lograron escapar, entre ellos unos 350 insurgentes. Las tropas internacionales y afganas ya se han lanzado una operación en la zona para detener a los fugitivos, mientras que las autoridades de la localidad han declarado el estado de excepción en Kandahar. Tanto Kandahar como la vecina provincia de Helmand son dos regiones donde la insurgencia talibán se ha hecho fuerte y la primera constituye uno de los principales puntos de la ruta del opio, fundamental para la financiación de las actividades de los insurgentes. Los atentados suicidas y los ataques talibanes son especialmente frecuentes en estas provincias. En el conflictivo sur del país, donde predomina la etnia pastún, propia de los talibanes, los combates entre las fuerzas internacionales y afganas y la insurgencia talibán son constantes. Pero también tienen lugar enfrentamientos en otras regiones del país, como en la provincia occidental de Farah, donde al menos cuatro soldados estadounidenses murieron hoy en una operación militar contra los insurgentes. Los militares murieron al estallar un artefacto explosivo durante la ofensiva, según un comunicado de la comandancia estadounidense. El auge de la violencia ha hecho que la OTAN incorpore a su misión (la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad) a más de 17.000 soldados en el último año. De los casi 53.000 militares de la fuerza multinacional, ISAF, cerca de la mitad son estadounidenses y Washington tiene, además, bajo mando directo a otros 12.000 soldados desplegados en el país surasiático. El nuevo jefe militar de la OTAN en Afganistán, David McKiernan, lamentó la falta de recursos con la que las fuerzas internacionales deben afrontar el conflicto afgano al tomar el mando el pasado 3 de junio. En lo que va de año, más de 1.500 personas han muerto a causa de la violencia en Afganistán.