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| Crónica | La tentación de mirar atrás |

El nostálgico crepúsculo deBush

Publicado por
Macarena Vidal - parís
León

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El presidente de EEUU, George W. Bush, al que sólo quedan siete meses de mandato, reclama que no se escriban aún sus «obituarios políticos» pero él mismo parece ceder cada vez más a la nostalgia y la tentación de mirar atrás. Quizás sea el hecho de que se encuentra en medio de una gira por Europa -que él mismo ha reconocido que será su última-, un continente con el que en sus dos mandatos ha mantenido unas relaciones en ocasiones tormentosas, otras más pacíficas, pero siempre intensas. O que, en cada una de sus paradas hasta el momento los líderes europeos no han dejado de hacer comentarios, directos o indirectos, sobre el relevo en la Casa Blanca en enero próximo. Durante su visita a Roma, incluso el Papa le recordó que el final de su mandato está cerca, al regalarle cuatro volúmenes sobre la plaza de San Pedro. «Quizá pronto tenga tiempo de leerlos», le dijo Benedicto XVI. Lo cierto es que el presidente de EEUU, un hombre que nunca se ha caracterizado por echar en exceso la vista atrás sobre su gestión, ha abundado en esta visita en comentarios, a veces reflexivos cuando no directamente melancólicos, sobre los años de su mandato. En Brdo, durante su conversación con el primer ministro esloveno, Janez Jansa, aludió a su próxima «jubilación» prometió en repetidas ocasiones que regresaría a Eslovenia, una vez que hubiera concluido su mandato, para disfrutar del paisaje y los deportes de aventura que ofrece ese país. El viernes, en un discurso ante la OCDE en París, comenzó sus palabras reconociendo que tenía el cabello «mucho más gris» desde la última vez que estuvo en esta capital, hace cuatro años. En el mismo discurso aludió también directamente a su próxima marcha al afirmar que su sucesor, sea el demócrata Barack Obama o el republicano John McCain, heredará las relaciones «más amplias y más firmes» de la historia de Estados Unidos con Europa. Y, lo que habría resultado insólito hace apenas un año, el presidente incluso parece haber empezado a hacer balance de su mandato en sus declaraciones a la prensa. En una entrevista concedida al diario The Times de Londres esta semana admitió que se arrepentía de haber empleado expresiones como «a por ellos» o «vivos o muertos» al explicar sus razones para invadir Irak. El hombre que en 2003 replicaba al periodista Bob Woodward «la Historia. Quién sabe. Para entonces vamos a estar muertos», reflexionó esta semana, en una entrevista con la cadena francesa «France 3», sobre cómo considera que será recordado. «Creo que la gente dirá que es una persona decidida que tomó medidas cuando fue necesario para proteger a su país y hacer frente a los problemas de la nación», explicó. «Pienso que la gente dirá que fue duro cuando tuvo que serlo, y compasivo cuando tuvo que serlo», agregó Bush. Pero si el presidente estadounidense es consciente del paso del tiempo y ha comenzado ya a reflexionar sobre el final de su mandato, parece que no le gusta que otros se lo recuerden. En una cena social el viernes por la noche en palacio presidencial del Elíseo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se apartó del guión para lanzarse a un discurso en el que se deshizo en elogios de su homólogo estadounidense y firme aliado político. «Usted debe tener sentimientos mezclados, quizás una cierta sensación de alivio», afirmó Sarkozy, que agregó que «hay que dejar seguir su curso a la Historia». Según el presidente francés, «cuando la familia Bush eche la vista atrás al pasado, tendrá toda la razón para sentirse satisfecha>.

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