El ataque se produjo en las obras del tranvía cuando un palestino arrolló todo con una excavadora
Estado de emergencia en Jerusaléntras un atentado con cuatromuertos El intercambio de prisioneros se podrá producir en un intervalo de dos semanas
Las Brigadas de Liberación de la Galilea asumieron la autoría del suceso perpetrado ayer
Las autoridades israelíes han declarado el estado de emergencia en Jerusalén, donde las fuerzas de seguridad y los servicios médicos se mantienen en estado de alerta tras el atentado ocurrido en el que murieron cuatro personas. y resultaron heridas medio centenar de personas. El atentado fue perpetrado por un palestino que arrolló con una excavadora varios vehículos y volcó un autobús en una céntrica calle de Jerusalén. El ataque tuvo lugar en la calle Jaffa, en las inmediaciones del cruce de Sarei Israel, donde se llevan a cabo obras de construcción del tranvía de Jerusalén, cuando un joven palestino se subió a una excavadora y comenzó a arrollar a todos los vehículos y peatones que encontraba a su paso. Según confirmó a Efe el portavoz de la policía israelí, Miki Rosenfeld, el atacante era «un hombre palestino de alrededor de treinta años residente en Jerusalén Oriental», lo que le permitía transitar por todo el territorio israelí. «El terrorista fue abatido por un oficial de la policía y un guardia de seguridad privada», que lograron subirse al bulldozer después de cinco minutos en los que su conductor sembró el pánico y la destrucción a lo largo de un kilómetro de la calle Jaffa. Las imágenes de televisión muestran con nitidez el momento en que el policía y el guarda matan al atacante, al que abaten con cinco tiros a quemarropa y rematan después con varios disparos más. Las víctimas mortales son tres mujeres y un hombre, todos ellos civiles, que se encontraban en la zona en ese momento. El atacante trabajaba en las obras que se llevaban a cabo en la calle y, según fuentes oficiales que pidieron no ser identificadas, tiene un historial criminal. Con la excavadora logró levantar y volcar un autobús urbano con una treintena de pasajeros dentro, muchos de los cuales resultaron heridos de levedad y entre los que se encontraba la hija del alcalde de Jerusalén. La pesada máquina aplastó completamente un vehículo de marca Toyota conducido por una mujer que murió en el acto y en el que también viajaba una bebé que resultó herida. El atacante, que al parecer pretendía dirigirse hacia el céntrico mercado Majané Yehuda, muy concurrido a esas horas, siguió avanzando en dirección contraria al tráfico, creando pánico entre peatones y conductores. Según fuentes oficiales, media docena de turismos quedaron totalmente aplastados por la excavadora, una Caterpillar de color amarillo, de uso común en las obras de construcción. Ami Dayan, testigo israelí, narró a Efe cómo el atacante «fue aplastando a la gente en sus coches y después cargó contra dos autobuses. Trataba de levantar los vehículos con la pala». Según Dayan, «esto es lo que pasa por emplear a árabes y por negociar con los árabes. A ver si (el primer ministro israelí Ehud) Olmert se entera». A estas horas se ha restablecido la circulación en la calle Jaffa, aunque se han redoblado las medidas de seguridad en Jerusalén y otras ciudades de Israel, como Tel Aviv, donde las fuerzas de seguridad se mantienen alertas en previsión de nuevos ataques. Muchos de los autobuses urbanos de Jerusalén han colocado un ramillete de flores y un crespón negro al lado del asiento del conductor en señal de duelo y condena del atentado. Las fuerzas de seguridad no han difundido por el momento información sobre la autoría del ataque. La facción armada Brigadas de Liberación de la Galilea, grupo desconocido hasta hace poco, asumió la autoría del ataque en un comunicado distribuido a medios árabes, pero al que la policía no da credibilidad, según los medios locales. «Este ataque es la respuesta a las constantes agresiones contra nuestro pueblo palestino, especialmente los asesinatos sionistas que continúan en Cisjordania, y también contra Hamás, que persigue a nuestros miembros y líderes en la franja de Gaza», reza la nota, que identifica al atacante como Alá Hashem Abu Dehem, oriundo de la aldea palestina de Tzur Baher, en Jerusalén Este. Las autoridades israelíes tampoco han indicado por el momento si este atentado tendrá alguna repercusión en el mantenimiento de la tregua alcanzada entre Israel y el grupo islamista Hamás en la franja de Gaza, que vivió ayer su decimotercer día. El secretario general del grupo chií libanés Hizbulá, jeque Hasan Nasralá, dijo que el canje de presos entre su organización e Israel podría llevarse a cabo en un par de semanas, aunque no dio fechas concretas. «Lo único que resta ahora es fijar un calendario para el canje de de los prisioneros«, afirmó Nasralá en una larguísima rueda de prensa difundida mediante videoconferencia, fiel a su costumbre desde hace dos años de no aparecer en público. Respecto a los dos soldados israelíes secuestrados por Hizbulá hace dos años, Eldad Regev y Ehud Goldwasser, el líder chií dijo que su presunta defunción es una »interpretación« del Gobierno israelí, que los dio por muertos oficialmente hace cuatro días. Su captura, en julio de 2006, fue el desencadenante de la guerra israelí contra el Líbano, que terminó sin que Israel pudiera recuperar a sus soldados y con el Líbano sumido en una profunda crisis política que aún no ha superado del todo. Nasralá destacó que la mediación para el canje la llevó a cabo el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a través de una personalidad alemana designada por él y que no identificó. «Las negociaciones fueron prolongadas, duras y complejas, y a veces se paralizaron hasta por uno o dos meses«, recordó Nasralá, que precisó que su grupo se hizo representar en el dialogo por un equipo de gran capacidad y con experiencia en canjes anteriores. Destacó que »Líbano es el primer país árabe en conflicto con Israel que logró cerrar el asunto de sus presos en Israel«, en alusión a anteriores canjes en los que Hizbulá ha conseguido excarcelaciones masivas a cambio simplemente de cadáveres de soldados israelíes, o incluso de trozos de cadáveres. Nasralá confirmó que Israel aceptó liberar a todos los presos libaneses; cinco en total, entre ellos Samir Kuntar, el que más tiempo lleva recluido en Israel