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Los restos fueron sepultados directamente sobre la tierra, como manda la tradición judía

Dolor en Israel en los funerales de los dos soldados devueltos por Hizbulá

La devolución ha sido percibida como una nueva derrota de Israel frente a la milicia chií

La esposa de Ehud Goldwasser, llora durante su funeral

Publicado por
Ana Cárdenes - jerusalén
León

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El luto y el dolor se extendieron ayer por todo Israel con las imágenes de congoja que se vivieron en los funerales de los dos soldados capturados por Hizbulá en junio de 2006, cuyos restos fueron devueltos ayer por la milicia libanesa. Con las vestiduras rasgadas y tocados con una kipá (solideo), los familiares varones de los difuntos leyeron el «Kadish», principal oración fúnebre del judaísmo junto a los féretros de los dos soldados, cubiertos con una bandera de Israel. Ambas ceremonias fueron atendidas por altos mandos militares, el ministro israelí de defensa, Ehud Barak, los rabinos jefes, y miles de personas que quisieron mostrar su apoyo a las familias de los jóvenes Ehud Goldwaser y Eldad Regev. Los restos, sepultados directamente sobre la tierra, como manda la tradición judía, fueron saludados con salvas de honor y las tumbas adornadas con coronas de flores. El primer ministro israelí, Ehud Olmert, acompañó el miércoles a las familias en una ceremonia privada que se realizó en la base militar de Shabra, próxima a la frontera con Líbano, donde se velaron los cuerpos durante toda la noche. El entierro del sargento primero Goldwaser se celebró a primera hora de la mañana en el cementerio militar de Naharía, a unos tres kilómetros de la frontera con El Líbano. En el sepelio, su madre Miki se dirigió a los asistentes para decir: «Me presento ante vosotros con mis ojos alzados y una petición: Que os mantengáis en pie y levantéis vuestras cabezas con orgullo nacional». La devolución de los cuerpos, dos años después y a cambio de la liberación de cinco presos libaneses vivos y la entrega a Hizbulá de los restos de casi doscientos combatientes árabes, ha sido percibida como una nueva derrota de Israel frente a la milicia chií. Por eso, la madre pidió a los israelíes que «vean la guerra como una victoria», ya que su pueblo ha demostrado «ser fuerte y tener una juventud maravillosa». «Hemos descubierto unas familias desposeídas pero con un espíritu poderoso e imbatible y con amabilidad. Hemos demostrado compromiso y el significado de la palabra amistad», añadió. La joven viuda de Goldwaser, Karnit, que contrajo matrimonio con él tan sólo ocho meses antes de su muerte, también se dirigió a los asistentes con un emotivo discurso entre sollozos, en el que aseguró, «Ehud continuará siempre siendo mi voz interna, mi compañero mientras yo sigo adelante con mi vida». Pese a las noticias contrarias, las familias de los soldados mantuvieron hasta el último momento la esperanza de que sus allegados regresaran a casa vivos, ilusión que se desvaneció a primera hora de la tarde del miércoles con la identificación positiva de los cadáveres. «Siempre he creído que llegaría el momento en el que despertaría para darme cuenta de que todo esto no era más que una pesadilla», dijo Karnit, quien añadió que para su difunto marido, que tenía casi 31 años en el momento de su captura, ser parte del Ejército era un privilegio. A primera hora de la tarde partió de Shagra la procesión funeraria que acompañó los restos del teniente primero Regev hasta el cementerio militar de Haifa, en la costa occidental israelí. El convoy pasó por la vivienda familiar en la localidad de Kiriat Motzkin, donde numerosos vecinos se arremolinaron el miércoles para expresar su rabia y dolor por la muerte del joven.