El carnicero de Sarajevo
El líder de los serbobosnios dirigió las limpiezas étnicas en Bosnia y permanecía huido desde el final de la guerra de los Balcanes como uno de los criminales de guerra más buscados
El ex líder serbobosnio Radovan Karadzic, de 63 años, el hombre más buscado desde la contienda de la antigua Yugoslavia y llamado por muchos «el Carnicero de Sarajevo», fue detenido ayer. De origen campesino, nació en Montenegro, en 1946. Doctor en Psiquiatría por la escuela de Jovan Raskovic y férreo seguidor del nacionalismo serbio, ayudó durante sus años en ejercicio como médico de la Federación de Fútbol de Sarajevo a enfermos musulmanes y croatas, a quienes posteriormente consideró enemigos. En 1990 apareció en la escena política yugoslava, con la formación del Partido Democrático Serbio (SDS), para construir la «Gran Serbia» patrocinada desde Belgrado. En 1991, antes de estallar la guerra, su partido entorpeció el referéndum celebrado en Bosnia el 10 de noviembre para votar si se deseaba o no permanecer en una federación yugoslava junto con Serbia, Montenegro y los enclaves serbios de Croacia. Karadzic, líder del SDS, colaboró en un principio en el Parlamento bosnio junto a los musulmanes del Partido de Acción Democrática (SDA) de Alija Izetbegovic y con los croatas. En abril de 1992, comenzó la guerra. Karadzic se puso al frente de la fuerza militar serbia de Bosnia. El 6 de abril de 1992 la entonces Comunidad Europea y EE.UU. reconocieron la independencia de Bosnia. A partir de ese momento, los serbios autoproclamaron su «República» y se inició una ofensiva contra objetivos croatas y musulmanes dirigida por Karadzic, que supuso una guerra por la conquista de territorios. En pocos meses, las tropas aliadas de Karadzic habían sitiado militarmente la capital, Sarajevo, y las grandes ciudades. Karadzic, violó repetidamente las resoluciones de la ONU y se negó a aceptar los acuerdos de paz de Dayton (Ohio, EE.UU.), firmados en noviembre de 1995 entre el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, el croata, Franjo Tudjman, y el bosnio, el musulmán Alia Izetbegovic, con EE.UU., Rusia y la UE como mediadores. Karadzic consideraba que los serbios eran víctimas de la perfidia musulmana y de la incomprensión occidental.