Merkel pierde un aliado tras la dimisión del presidente del CSU de Baviera

La humillante e histórica derrota electoral que sufrió la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) el domingo pasado, se cobró ayer las dos primeras víctimas de alto nivel cuando el presidente del partido Erwin Huber y la secretaria general, Christine Haderthauer, se vieron obligados a anunciar que abandonaran sus cargos a más tardar el próximo 25 de octubre, en el marco de un congreso extraordinario del partido. Las elecciones del domingo pusieron fin al largo y extraordinario reinado en solitario de la CSU y obligaron al partido a buscar un socio para poder seguir gobernando. La debacle electoral además de acabar con el mito de la CSU, que parecía ser un partido invencible en las urnas, significó también un duro golpe para la canciller Angela Merkel, que necesita una CSU fuerte para poder seguir en el poder. El propio Huber, aunque admitió que no estaba apegado a su cargo, había descartado una «dimisión fulminante». Pero una sangrienta reunión de la ejecutiva del partido, que se llevó a cabo en la noche del lunes, acabó con su sueño de seguir a la cabeza de la Unión Social Cristiana.