El epicentro fue localizado cerca de Quetta, a 185 kilómetros de Kandahar
Un fuerte terremoto en Pakistán deja al menos 170 muertos
El seísmo, de magnitud 6,4 en la escala de Richter, ha causado miles de damnificados
Un fuerte terremoto de magnitud 6,4 en la escala de Richter sacudió ayer el sudoeste de Pakistán causando al menos 170 muertos y miles de damnificados que esperaban la llegada de los primeros auxilios a esta remota región. El terremoto de magnitud 6,4 según el Instituto de Geofísica de Estados Unidos, se produjo a las 5.10 horas. Su epicentro fue localizado a unos 70 kilómetros al noreste de Quetta y a 185 kilómetros al sudeste de Kandahar. El temblor devastó varios pueblos de la región de Ziarat, una localidad ubicada en las colinas de la provincia de Baluchistán, cercanas a la frontera con Afganistán. Una fuerte réplica, de magnitud 6,2, se registró doce horas más tarde en la misma zona de Quetta. Los primeros auxilios llegaron con helicópteros del ejército, aportando tiendas de campaña para alojar a los afectados durante la noche, en una región donde las temperaturas son bajo cero. Según el alcalde de Ziarat, Dilawar Kakar, 3.000 tiendas fueron instaladas, pero se necesitarían al menos 10.000 para acoger a todos los damnificados. La mayoría de las víctimas vivían en esos pueblos de relieve irregular, a unos 50 kilómetros al este de Quetta, capital de la provincia. El temblor sorprendió a los habitantes al alba, cuando todavía dormían. Las viviendas, de barro, se derrumbaron tras los deslizamientos de tierra provocados por el sismo. Al final del día, Dilawar Kakar declaró que 170 personas habían muerto y otras 400 habían resultado heridas en el seísmo. «Casi todas las casas fueron destruidas», por la mañana o en la réplica de la tarde, explicó el alcalde. La búsqueda de supervivientes continuaba a última hora de ayer pero Kakar estimó que probablemente todas las víctimas habían sido halladas. Pakistán es escenario frecuente de sismos. Uno de los más graves, de una magnitud de 7,6 se produjo el 8 de octubre de 2005 en el norte del país, en la región himalaya de Cachemira, y causó 74.000 muertos y 3,5 millones de desamparados.