Las encuestas difieren en los porcentajes pero todas dan vencedor a Barack Obama
La actitud del candidato demócrata desvela que ya se ve como presidente
Las medidas de seguridad alrededor de su persona se han redoblado y sus palabras así lo reflejan
Hay un inequívoco aire de victoria en la campaña de Barack Obama, que rezuma euforia antes de que se haya contado un solo voto. Se nota en las draconianas medidas de seguridad, el repentino despotismo de los voluntarios, la adrenalina que despiden los mítines y hasta en las palabras del hombre que de cumplirse las encuestas mañana sería el nuevo presidente de EE.UU.. «En los últimos dos días me he sentido muy bien», confesó el domingo en Cleveland, rodeado de su familia. «Uno puede sentirse muy sólo en la carretera, pero cuando tienes una mujer como Michelle y unas hijas como Malia y Sasha a tu lado, todo se siente mejor. Hasta empiezas a pensar que puedes ganar unas elecciones el 4 de noviembre». Era una confidencia inesperada para un político que presume de no tener altos ni bajos. Obama, que ha estudiado a San Agustín, se declara asceta a estas alturas de su vida, capaz de mantener a raya las pasiones después de haber practicado durante un tiempo el ayuno y la meditación. Esa disciplina emocional, y la insalvable distancia que ha marcado hasta con la prensa más cercana que le ha acompañado durante 21 meses de campaña, es la que le ha permitido no perder la compostura ni en los momentos de más nerviosismo. Hay encuestas para todos los gustos, pero en todas Obama aventaja a su rival republicano: CBS ponía ayer a Obama 13 puntos por delante (54%-41%), USA Today , 11 (53%-42%), CNN, siete (53%-46%), Reuters, siete (51%-44%) y la ultraconservadora Fox, siete (50%-43%). Como Al Gore demostró a su pesar en 2000, en EE.UU. se puede ser el candidato más votado sin ganar la Casa Blanca, porque lo que cuenta es el colegio electoral, formado por delegados de cada estado. Según las cuentas de The New York Times , Obama ha afianzado todos los que ganase John Kerry en 2004 y cinco que ganase George W. Bush, pero también ha puesto en jaque otros cinco bastiones republicanos. Ayer Sarah Palin todavía sufría el azote de silencio de Obama, pero la perspectiva de verla en la Casa Blanca triunfaba en las pancartas de los seguidores demócratas como «lo más escalofriante de este Halloween», decía una de ellas. «Si lo que pretendían era recoger el voto de las mujeres que se ganó a pulso Hillary Clinton durante 35 años, no les funcionó», sentenció Pat Sullivan, una profesional de 67 años que simboliza el perfil de votantes de la ex primera dama. «La mayor parte de las mujeres no quiere que se le asocie con gente como ella». Y Karl Lawson, que también esperaba la llegada de Obama al mitin de Cleveland, le daba la razón. «Mi mujer es súper feminista pero en cuanto la escuchó hablar 15 minutos me dijo: «No la quiero ni para que me limpie el suelo». Sólo Bruce Springsteen se atrevió a mencionarla el domingo sobre el escenario. Fue con una risa ahogada tras el micrófono, entre bromas con su «adorable esposa» Patti Scialfa, mientras amenizaba la espera del deseado. «Si lo que pretendían era recoger el voto de las mujeres que se ganó Hillary, no les funcionó» PAT SULLIVAN Votante demócrata sobre Palin