El negocio de la paz

A la espera de una solución política al conflicto que enfrenta a sus pueblos, empresarios israelíes y palestinos se las arreglan para promover proyectos comerciales con la paz como denominación de origen. Empresas dedicadas al desarrollo de tecnologías punta, o a la producción de aceite de oliva de alta calidad y otros cultivos, han aglutinado recientemente a emprendedores y jóvenes talentos israelíes y palestinos para un mismo fin. El empresario israelí Oded Salmon lo tuvo claro cuando comenzó junto a su colega palestino Fares Jabi en 2005 el proyecto «Olives of Peace» (Olivos de la Paz). Después de una conferencia a la que asistieron más de 70 granjeros israelíes y palestinos la iniciativa echó a rodar. Con el apoyo financiero de Japón y mucho esfuerzo, agricultores de Israel y Cisjordania se comprometieron a producir un aceite de oliva muy puro, que hoy es vendido en las capitales europeas. «Hay mucha gente interesada en el negocio de promover la paz», reconoce Salmon al explicar el valor añadido de su producto, cuyas ganancias se reparten cincuenta por ciento entre las partes. «Si al comerciante le das un plus (para venderlo), algo que diferencie tu producto, como el que fomenta lazos entre israelíes y palestinos, muchos acaban comprándolo. Con el mercado 'ético' nos es suficiente», subraya. Otro sector cada vez más en boga entre los jóvenes graduados palestinos es el de la informática y la alta tecnología, quizá siguiendo el modelo de sus vecinos israelíes que en los años noventa levantaron una de las industrias más pujantes de la región. El ejemplo que está causando furor entre los entendidos es el de G.ho.st, una empresa «StartUp» seleccionada por el Wall Street Journal como creadora de una de las mejores cinco nuevas tecnologías de consumo. Este proyecto -aún en desarrollo- permitirá al usuario de Internet acceder, desde cualquier lugar del mundo, al escritorio de su ordenador personal.