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El diputado elegido ayer supone una importante conexión con la Cámara de Representantes

Obama acelera la formación de su Gobierno para afrontar la crisis

La primera pieza designada por Barack es Rahm Emanuel, que será jefe de gabinete

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Mercedes Gallego - chicago
León

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No habían pasado ni 48 horas desde que cerraron las urnas y el nuevo presidente electo ya tenía dos fichas clave para montar su gobierno, y la primera conferencia de prensa convocada. La grave situación económica del país demanda una respuesta inmediata. Barack Obama es un hombre pragmático y disciplinado que no permite que las pasiones se interpongan en sus decisiones. Por eso la principal cantera de la que saldrá su gobierno es la del ex presidente Bill Clinton, cuyos leales tienen la experiencia necesaria para echar a andar la maquinaria de Washington. Su jefe de personal John Podesta será el líder del equipo de transición de Obama. El ex presidente reconoció muchas veces que el principal error de su gabinete de transición fue haber empezado la pirámide por la punta, en vez de por la base, al nombrar las carteras sin tener un jefe de gabinete que organice. Aprendiendo de los errores ajenos, su primera decisión ha sido llenar ese puesto poco lustroso pero clave en las estructura de poder con el congresista de Illinois Rahm Emanuel, un discípulo del ex presidente a cuya esposa derrotó en las primarias. Decisión estratégica La decisión es también políticamente estratégica, porque el diputado será una importante conexión con la Cámara de Representantes para sacar adelante las propuestas legislativas de carácter económico en las que quiere empezar a trabajar inmediatamente: salud, impuestos, energía y un nuevo paquete de estímulo económico destinado a rescatar a la clase media y generar nuevos empleos mediante inversión en proyectos de infraestructura pública. El jefe de gabinete de la Casa Blanca es considerado a menudo como el segundo hombre más poderoso de Washington. Tiene a su cargo cientos de ayudantes y es el principal negociador con el Capitolio. Funciones que acaparó el vicepresidente Dick Cheney durante el mandato de George W. Bush, verdadero poder en la sombra. Emanuel tampoco será el hombre más querido de la Casa Blanca. Se dice que tiene «codos afilados» para hacerse paso a empujones y ha demostrado ser hiriente en sus comentarios, pero con él también evita repetir el error de Clinton, cuyo primer jefe de gabinete Thomas McClarty fue rebautizado pronto como «McNice», por ser tan amable que carecía de mano firme para dirigir ese ejército. Su tendencia a priorizar la agenda social de la izquierda en las primeras medidas legislativas, como la aceptación de homosexuales en el ejército, enfrentó al gobierno con la oposición republicana y se consideró la clave de la derrota legislativa por la que Clinton se quedó sólo en el poder, con los demócratas en minoría. El siguiente puesto que ayer parecía a punto de anunciarse también era eminentemente práctico. Robert Gibbs, estratega de comunicaciones de Obama durante la campaña, parecía destinado a convertirse en el nuevo portavoz de la Casa Blanca.

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