El presidente electo de EE. UU. agradece el apoyo prestado por la gente de Illinois
Obama se despide del Senado y ultima su mudanza a la Casa Blanca
Su principal objetivo será solucionar los problemas económicos que sufre el país
Barack Obama renunció ayer a su puesto en el Senado de Estados Unidos, cuando faltan más de dos meses para su juramento como presidente y el mundo lo espera como timonel en medio de la tormenta económica y financiera. «Hoy pongo fin a una etapa y empiezo otra», declaró Obama, de 47 años, en una carta distribuida ayer y en la cual dio las gracias al pueblo de Illinois, que lo eligió como senador hace apenas dos años. «Dejo el Senado y me preparo para las responsabilidades que asumiré como próximo presidente de nuestra nación», añadió Obama, cuya ausencia en la Cumbre del Grupo de los 20, realizada ayer en Washington, dio a ésta un carácter más de promesas que de acción. The Wall Street Journal y otros medios de prensa de EE.UU. apuntaron que el presidente George W. Bush, que concluye su mandato con un bajísimo nivel de popularidad, convocó esta cumbre precipitadamente, y la reunión concluyó con una declaración de unidad frente a la crisis y votos de cooperación. La receta resumida en la declaración final de la Cumbre incluye los ingredientes ya agregados por el Reino Unido, Japón, Alemania y China, entre los cuales se cuentan la baja de las tasas de interés, y estímulos fiscales mediante recortes o reembolsos de impuestos. El Congreso de EE.UU. aprobó y el presidente Bush promulgó en febrero pasado un reembolso de impuestos -que distribuyó unos 155.000 millones de dólares a más de 130 millones de contribuyentes- pero ahora se resiste a otra dosis de la misma medicina. Obama, que ganó la elección presidencial el 4 de noviembre con un 52 por ciento del voto popular y tendrá en el Congreso mayoría demócrata en ambas cámaras, ha indicado que está a favor de un estímulo, y que si los legisladores no lo aprueban antes de fin de año, para él será prioridad que lo aprueben después de su inauguración el 20 de enero. La economía de Estados Unidos tuvo en el tercer trimestre la primera contracción -un 0,3 por ciento- desde 2001, y las cifras de desempleo y ejecuciones hipotecarias llegan a niveles sin precedentes en varias décadas, mientras se contrae el gasto de los consumidores. Las expresiones de unidad ante la crisis y cooperación para las soluciones, contenidas en el comunicado del G-20, quedan pendientes del dilema que encara Obama, un político que ha conseguido una gran simpatía en el resto del mundo pero que debe atender, primordialmente, a su país. En su carta al pueblo de Illinois, Obama prometió ayer que «nunca olvidaré a los trabajadores en Galesburg que encararon el cierre de una fábrica a la que habían dado sus vidas, y se preguntaban cómo proveerían cuidado de la salud a sus hijos enfermos, sin empleos y con poco ahorro». «Los problemas que encaramos como país son ahora más numerosos y difíciles que cuando yo llegué a Chicago», añadió el presidente electo quien, durante la campaña prometió que revisaría los pactos comerciales que EE.UU. ha firmado con otros países y a los que él atribuye la pérdida de millones de puestos de trabajo. La Cumbre resolvió que tendrá otra reunión antes del 30 de abril, lo cual abre un plazo hasta que llegue a la Casa Blanca.