| Crónica | Trinchera en el aeropuerto |
Los manifestantes, rodeados de policías, no pierden el sueño
tailandia
Rodeados por unos dos mil policías y agentes antidisturbios pertrechados reglamentariamente, los manifestantes que acampan en el principal aeropuerto de Tailandia, el de Suvarnabhumi, en Bangkok, llevan una existencia relajada y relativamente ordenada.
«He traído a mis hijos, pero no tengo miedo por su seguridad por que estoy segura de que la Policía no va a cargar contra nosotros», explica la tailandesa Anchalee, seguidora de la Alianza del Pueblo para la Democracia, que pide la dimisión en pleno del Gobierno.
Miles de simpatizantes de la Alianza asaltaron el martes pasado el moderno Suvarnabhumi, cuya construcción costó 4.000 millones de dólares, y desde entonces la mayoría acampa en el exterior de la terminal y las áreas de facturación, sin entrar en los restaurantes, ni en las áreas de embarque, donde está la zona libre de impuestos.
Las tiendas de campaña llenan el interior del aeródromo, aunque la mayor parte de los 2.000 manifestantes que de promedio se encuentran siempre en el recinto se las apaña con la tradicional esterilla tailandesa y una manta para dormir, en cualquier rincón.
Están bien provistos de agua, alimentos y medicinas de forma gratuita, las luces no se apagan nunca y la música suena a todas horas.
Los baños comienzan a destilar malos olores y se acumulan los papeles, a pesar de la limpieza que realizan voluntarios. «Limpiamos todo lo que podemos por turnos, hasta hemos puesto jabón, pero es difícil mantener los servicios en perfectas condiciones», asegura.
Internacional
España envía tres aviones para recoger a los 300 turistas retenidos en Bangkok
Redacción