La comunidad internacional apoya el plan de EE.UU. para Afganistán
la haya
La comunidad internacional está determinada a conseguir que Afganistán deje de ser un peligro: para él mismo y para el resto del mundo. El objetivo de la administración Bush (construir un Estado democrático y próspero allí donde a comienzos de década reinaban prácticas medievales, en un territorio devastado por décadas de guerra) ha sido sometido a una profunda revisión a la baja, cuyos perfiles comenzaban ayer a vislumbrarse en La Haya, durante la gran Conferencia auspiciada por Estados Unidos bajo cobertura de la ONU.
Ayer no se habló en La Haya de acciones militares en el área. Pertenecen a otro ámbito, el de la Otan o el Pentágono, y serán objeto de consideración durante la cumbre que la Organización aliada celebrará a finales de esta semana en Estrasburgo y Kehl.
La verdadera lucha
De lo que hablaban era de estrategias civiles para impedir que los logros militares se pierdan en el caos que los bombardeos dejan. De formar a policías, por ejemplo, para actuar en la calle, que combatan a los delincuentes que expolian patrimonios mal guarnecidos. Y de luchar contra el floreciente negocio de la droga, que tiene en la amapola afgana su principal proveedor mundial de heroína. Todo ello en el marco de una estrategia que se denomina ya oficialmente «regional», en la que el vecino Pakistán se encuentra plenamente contemplado, aunque las acciones bélicas se detengan, oficialmente, en su frontera.