| Crónica | Un jefe de Estado global |
Barak Obama confirma su liderazgo
El mundo deposita en el presidente de EE.UU. la esperanza para recomponer los destrozos a escala planetaria de Bush
Los líderes de la Otan cruzan el puente de Las dos orillas, que une Alemania y Francia
efe | estrasburgo
Las giras europeas de los presidentes estadounidenses no están concebidas para conquistar liderazgos, sino para exhibirlos. A diferencia de sus predecesores, Barak Obama, el primer presidente global por las esperanzas que el planeta tiene depositados en su liderazgo para recomponer los destrozos a escala planetaria de su predecesor, ha realizado una gira europea «de contenidos» (G20, Otan, Unión Europea, sinónimos estos días de crisis económica, crisis militar y crisis comercial), y ha concluido el periplo con sus posiciones exteriores muy consolidadas.
Obama ha venido a Europa aparentemente con un par de premisas asumidas: la convicción de que su país es el originario de la crisis económica, por lo que su capacidad de presión sobre los europeos estaba mermada; y la pretensión de restablecer puentes con los aliados tradicionales, huyendo de la displicente arrogancia del anterior inquilino de la Casa Blanca, que designaba «amigos» y «enemigos» en función de si seguían sus dictados o no. El «he venido a escuchar» de su comparecencia junto a Sarkozy, el viernes por la mañana.
Mediador
Su actitud en la cumbre del G20 y aún en la de la Otan lo confirman: actuó de mediador entre los presidentes francés y chino en la cuestión de los paraísos fiscales -”favorable el primero a su desaparición, rotundamente opuesto el otro-”, y acertó.
Supo moderar el discurso estadounidense contra la regulación financiera para facilitar el entendimiento con los europeos, partidarios de un mayor control de los mercados para evitar desórdenes como el que ha conducido a la crisis actual, haciendo con ello posible el acuerdo en el G20.
Y antepuso en la Otan el refuerzo muy consistente de los efectivos norteamericanos en Afganistán, reduciendo con ello la presión sobre sus aliados europeos, que quieren ayudar en aquel avispero pero sin hacerles la guerra a los afganos. Todo ello, además, con el ademán pausado que le caracteriza y esa voz de cantante de soul que trabaja las emociones en las bajas frecuencias.