El presidente español busca acercar posturas en materia económica y terrorismo internacional
Obama a Zapatero: «Estoy contento de poder llamarle amigo mío»
El estadounidense lanzó elogios hacia el compromiso internacional de Rodríguez Zapatero
praga
Ahora sí. José Luis Rodríguez Zapatero puede presumir de que Barack Obama le ha llamado «amigo» Y también de que, en contra de lo que siempre le ha recriminado el principal partido de la posición, considere que es «alguien que entiende extraordinariamente bien la influencia que España tiene en el mundo». El carismático líder de la primera potencia mundial se refirió a él con estas palabras poco antes de celebrar la anhelada entrevista entre ambos dirigentes tras la cumbre informal UE-EE UU celebrada en Praga. Un auténtico e inesperado regalo al jefe del Ejecutivo, que no atraviesa su mejor momento interno.
Las consecuencias reales que pueda tener eso que Zapatero ha definido como «nueva etapa» en las relaciones entre ambas administraciones aún está por ver. Pero tras haber conseguido consolidar un asiento en el G-20, aunque fuera accediendo al cónclave por la puerta de atrás, el presidente del Gobierno volverá a casa este martes con el aura del mandatario que, además, cuenta a ojos del presidente norteamericano.
Lejos de hacer el más mínimo reproche público por el abandono de la misión de la Otan en Kosovo o de insinuar que España no ha respondido a sus expectativas en Afganistán -”se enviarán 450 soldados más sólo para cubrir las elecciones de agosto-” , Obama elogió el compromiso internacional de Zapatero. «Se toma su responsabilidad con mucha seriedad». Bien es cierto que el Gobierno español ha sido el tercero de los de la Ocde que más medios ha dedicado a estímulos fiscales en proporción al PIB. Y esta era la receta frente a la crisis económica que con más vehemencia defendía Estados Unidos.
El presidente de EE.UU. dedicó flores a otros dirigentes a lo largo de estos días, pero no son tantos los líderes europeos que han sido bendecidos por su poderoso verbo. En su gira por Londres, Estrasburgo, Khel, Praga, Ankara y Estambul, Obama ha celebrado catorce encuentros bilaterales entre los que se incluyen sus entrevistas con los mandatarios de China, Corea, Arabia Saudí, India, Rusia y Turquía.
Por supuesto, se reunió con el primer ministro británico, Gordon Brown; también lo hizo con el presidente francés; Nicolás Sarkozy, con la alemana Angela Merkel; con el checo y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek, y con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Pero todos ellos eran anfitriones de las distintas cumbres celebradas a lo largo de esta semana. Sólo el presidente polaco, Lesz Kacinsky, y Zapatero han gozado de idéntico trato pese a no ser organizadores de ningún evento. Silvio Berlusconi se ha quedado con las ganas.
Momento esperado
Los socialistas, que con la vista puesta en las europeas del 7 de junio, ya tenían intención de sacar jugo a todo el periplo internacional en el que el presidente del Gobierno ha participado esta semana, cuentan ahora con nuevos elementos. Y casi de casualidad, porque pese a que Rodríguez Zapatero estaba interesado en lograr la mayor repercusión mediática de su cara a cara con Obama, los acontecimientos parecían haberse confabulado en su contra.
La diplomacia había trabajado para que el encuentro se celebrara en Estrasburgo, durante la cumbre de la Otan, pero la parte estadounidense decidió que fuera en Praga, el día 5. Eso obligó a Zapatero a ajustar al milímetro su agenda. En origen tenía previsto abandonar la capital checa a última hora de la mañana para, por la tarde, asistir a la primera Reunión de Alto Nivel que celebran España y Turquía en Estambul. Por eso, y por el carácter informal de la cita, apenas había acreditados periodistas españoles para la cumbre europea.
Solucionado en los últimos días este problema, aún quedaba un escollo. La imposibilidad de anular la cita con los turcos, impedía que Zapatero compareciera hasta la noche ante la prensa para dar cuenta de la reunión.
Pero, antes de entrar en la sala donde tuvo lugar la cita, Obama decidió responder a las preguntas desesperadas que a gritos le hacían los redactores y sus palabras llegaron a tiempo para los telediarios.
«Estoy contento de poder llamarle amigo», «he disfrutado mucho trabajando con Zapatero estos últimos días» y «quiero que la relación entre los dos países, que ya es sólida, sea aún más fuerte», dijo el estadounidense.