Diario de León

Su entrada en vigor pasa por un referéndum en Irlanda y un dictamen constitucional en Alemania

El Senado de la República Checa da su visto bueno al Tratado de Lisboa

La ratificación del texto está aún en el aire ante las dudas del presidente checo, el euroescéptico Klaus

Imagen de varios senadores checos durante la votación sobre la ratificación del Tratado de Lisboa

Imagen de varios senadores checos durante la votación sobre la ratificación del Tratado de Lisboa

Publicado por
Gustavo Mongue
León

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praga

A falta de dos meses para traspasar la Presidencia de turno de la UE y con un apretado margen de apoyos, el Senado de la República Checa aprobó ayer el Tratado de Lisboa, cuya ratificación, sin embargo, está aún en el aire ante las dudas del presidente del país, el euro-escéptico Vaclav Klaus.

Apenas una hora después de que la Cámara alta checa aprobara in extremis la ley de carácter constitucional sobre el documento, Klaus volvió a echar sombras sobre el tratado, al asegurar que su ratificación «no está en el orden del día».

Antes, indicó, esperará a ver si los parlamentarios opuestos al texto comunitario impugnan su aprobación ante el Tribunal Constitucional y, en ese caso, aguardará al dictamen de la corte. Ya antes, el presidente Klaus había advertido de que sólo estamparía su rúbrica a la ratificación del Tratado de Lisboa después de la prevista repetición de un referéndum al respecto en Irlanda.

Trabas

Pero no sólo el jefe del Estado está poniendo trabas al texto comunitario. Así, en la votación de ayer en el Senado de Praga, con 79 de los 81 senadores presentes, sólo 54 legisladores lo hicieron a favor, frente a 20 que se opusieron y 5 que optaron por abstenerse. De esa forma, se superó con un estrecho margen la mayoría cualificada de tres quintos (48 escaños) precisa para aprobar el documento. El tratado fue apoyado por los socialdemócratas, el grupo mixto y doce legisladores del gobernante Partido Democrático Ciudadano (ODS), muchos más de los que se esperaba.

Una de las diputadas del ODS cumplió tras la votación su amenaza de abandonar el grupo parlamentario conservador, si el documento era respaldado por sus correligionarios.

Ya durante la aprobación del Tratado en el Congreso, el pasado febrero, se produjo una división interna en el ODS, hasta el punto de que uno de sus diputados votó en contra de su propio Gobierno en la moción de censura que hizo caer al Ejecutivo en marzo. El propio Klaus ya había abandonado en diciembre la presidencia honorífica del partido que él creara en los años 90, precisamente por apartarse de los postulados liberales y de defensa a ultranza de los intereses nacionales.

La votación en el Senado checo estuvo precedida por la aprobación de un mecanismo legislativo que impide al Ejecutivo ceder competencias a Bruselas sin su consentimiento.

El propio líder del ODS y primer ministro saliente, Mirek Topolanek, hizo ayer una tímida defensa del documento comunitario y animó a sus senadores a respaldarlo.

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