China exige a los países musulmanes que respeten sus acciones en Xinjiang
La amistad entre chinos y musulmanes, nacida durante los tiempos de la descolonización, vive ahora los primeros signos de alejamiento
Mientras la ciudad de Urumqi intenta recuperarse de los disturbios del 5 de julio, aumenta la tensión entre China y el mundo musulmán, tradicional aliado de Pekín pero donde algunos grupos radicales ya han salido en defensa de sus «hermanos uigures». La amistad entre China y el Islam, nacida en los tiempos de la descolonización y el movimiento de los «no alineados», vive ahora, debido a los enfrentamientos entre chinos han y musulmanes uigures, los primeros signos de alejamiento, ante los que Pekín ha reaccionado con alarma.
Es por ello que el Gobierno chino pidió ayer a la comunidad musulmana mundial que comprenda las medidas tomadas por las autoridades en los disturbios en Urumqi y «no entienda los disturbios como un conflicto de religiones».
«Si los países musulmanes y sus creyentes tienen una idea clara de los incidentes, comprenderán las medidas que se tomaron», señaló ayer en la rueda de prensa el portavoz de turno de Asuntos Exteriores, Qin Gang.
La respuesta de Qin se produce tras algunas llamadas de islamistas radicales a la «guerra santa» contra China.