EE.UU. lee la cartilla a Gadafi de cara a la Asamblea General de la ONU
La opinión pública está encendida por la gala con la que fue acogido el terrorista de Lockerbie
Es un mal momento. La opinión pública está encendida por los festejos de héroe con que fue acogido el terrorista de Lockerbie Abdel Basset Ali al-Megrahi, liberado por Escocia en atención a su estado de salud. Al-Megrahi es el único que fue a prisión por el atentado del 1988 en el que murieron 270 personas.
De ellas 189 eran estadounidenses, y muchos de sus familiares viven en la zona de New Jersey cercana a los terrenos de la embajada libia donde las autoridades de ese país pensaban instalar una tienda beduina para su presidente.
La noticia despertó tal indignación que la ciudad de Englewood estudiaba suspender los permisos en previsión de las muchas protestas que se estaban convocando. Algunos fueron todavía más lejos y pidieron al gobierno de Barack Obama que le revocase el visado de entrada. Al final el gobierno libio ha aceptado cancelar esos planes y recluir a su presidente en Manhattan, como hacen otros mandatarios non gratos, pero el gobierno de EE.UU. sigue temiendo que Gaddafi monte un escándalo.
Susan Rice, embajadora de EE.UU. en la ONU, ha pedido al líder libio que se refrene de celebrar en sus discursos la liberación de su héroe nacional, con la advertencia de que de él dependerá la acogida que reciba en EE.UU. «Sobra decir que virtualmente cada estadounidese está ofendido por la recepción que se le dio a Megrahi en Libia», recordó.
«Cómo se comporte el presidente Gaddafi cuando asista a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad en Nueva York tiene el potencial de agravar esos sentimientos o no», declaró a la prensa