Obama alegra a Cuba

La entrada en vigor de las medidas que el presidente Barack Obama anunció en abril para liberalizar los contactos entre los cubanos americanos y sus familias en la isla ha sido recibida con optimismo en grupos disidentes, la iglesia y en la calle, pero según el web oficial Cubadebate no dejan de ser un «barniz cosmético a las brutales sanciones contra la isla que impone el bloqueo».

La página web, a la que muy pocos cubanos tienen acceso, recuerda que la administración estadounidense ha tardado cinco meses en hacer efectiva la decisión presidencial. Las «nuevas reglas se encargan de regular qué regalos y qué cantidad de dinero en efectivo puede enviarse o gastarse a Cuba», dice.

En agosto, el presidente Raúl Castro reprochó que le pidieran gestos a Cuba, cuando las medidas, anunciadas a bombo y platillo para la cumbre de Trinidad y Tobago, no se aplicaban. Pero reiteró su disposición a dialogar pero no para negociar el sistema político y social: «No le pedimos a EE.UU. que lo haga. Debemos respetar mutuamente nuestras diferencias». La flexibilización publicada por el Departamento del Tesoro no levanta el embargo aplicado desde hace casi 50 años, pero permite los viajes de los cubanoamericanos residentes en EE.UU. y incluye a estadounidenses con «familiares cercanos» en la isla. Pueden acompañar a sus parejas o visitar a padres, abuelos, tíos, primos o primos segundos, sin límite de viajes y permanecer el tiempo que quieran. Hasta ahora era una vez cada tres años y la estancia era de 21 días.

Fija el ingreso de 3.000 dólares por viaje como remesa familiar, salvo para quienes sean funcionarios del Partido Comunista.