Diario de León
Publicado por
Opinión | David Mathieson
León

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Con su plan para reformar el sistema de sanidad, el presidente Obama quiere dejar su huella en la Historia. Todos los presidentes lo han pretendido. John F. Kennedy dio luz verde al proyecto para enviar un hombre a la Luna. Lyndon Johnson transformó los derechos civiles de muchos estadounidenses con su plan para la Gran Sociedad. Bill Clinton condujo a su país a la gran vía de la informática. Y ahora Obama aspira a que un sistema universal de cobertura médica sea su legado —el plan fue, de hecho, uno de los pilares centrales de su campaña electoral—. En realidad, se trata de una propuesta muy modesta, pero en la cultura política de EE.UU. la medida huele a socialismo, una acusación odiosa. La reacción de los republicanos ha sido tremenda y sus ataques están desgastando a Obama: según un sondeo, la caída en su popularidad personal ha sido la más rápida de todos los inquilinos de la Casa Blanca.Su discurso en el Capitolio ha demostrado lo complicada que es su tarea ante la oposición y su propio partido. El presidente de EE.UU. puede ser el hombre más poderoso del mundo, pero a veces eso no importa nada en el Congreso. Los padres fundadores del país construyeron un sistema con varios controles (checks and balances en inglés), con la consecuencia de que el presidente tiene una relación a distancia con sus partidarios a lo largo de la legislatura. Cuando los congresistas están reacios a aprobar una de sus medidas —como es el caso del plan de Obama para reformar el sistema de sanidad—, el presidente tiene que acudir al Capitolio en persona y suplicar a los congresistas que le concedan su apoyo. Debería ser pan comido que Obama consiga mayorías en un Congreso y un Senado controlados por el Partido Demócrata sobre una ampliación de la cobertura médica para los más pobres. Pero el Partido Demócrata (como muchos) es una coalición. Y una parte importante es muy conservadora: son los congresistas llamados perros azules. Representan a los estados más tradicionales y les preocupa el presupuesto del plan de Obama. Después de los enormes costes del programa de emergencia para arrancar la economía, no están dispuestos asumir más gastos públicos y una reforma costosa para el sistema de sanidad. A pesar de su aplastante victoria electoral hace diez meses, puede que Obama vaya a sufrir su primera derrota a manos de los perros azules.

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