Las autoridades impiden a Gadafi levantar su jaima en Nueva York

Aunque lo intentó de mil maneras, Muammar Gaddafi no pudo culminar su sueño de dormir en su jaima bajo los cielos de Nueva York en el primer viaje que realizaba a la ciudad de los rascacielos desde que tomó el poder en Libia hace 40 años. Nada más llegar la delegación de su país para asistir a la Asamblea General de la ONU, un equipo de trabajadores trató de levantar una tradicional tienda beduina y satélites de comunicación en la cercana localidad de Bedford, pero las autoridades frenaron en seco sus deseos y ordenaron paralizar la instalación que se llevaba a cabo en los jardines de una mansión propiedad del multimillonario Donald Trump.

El magnate inmobiliario, probablemente con más intereses económicos que afinidades ideológicas con Gadafi, trató de desquitarse de las críticas en un escueto comunicado donde reconoce que la propiedad fue cedida temporalmente a personas de Oriente Próximo «que pueden o no pueden tener nada que ver con el señor Gadafi».

Pero no se trataba ni mucho menos del primer intento del dirigente árabe de acampar en Manhattan y sus alrededores porque el mes pasado ya había planeado montar su particular campamento en Nueva Jersey, en una propiedad de la Embajada de Libia.