Muere uno de los heridos en los disturbios de la capital de Honduras
Micheletti suspende temporalmente el toque de queda y permite la apertura de los comercios para que la población se pueda abastecer de comida
Manuel Zelaya, en la sede de la embajada brasileña donde permanece desde el pasado lunes.
Un hombre que resultó herido en los disturbios registrados en la madrugada del miércoles en Tegucigalpa murió ayer en un hospital de esta capital, según informó la Policía.
El portavoz policial Orlin Cerrato confirmó el fallecimiento de un hombre, que no identificó, y se limitó a precisar que las causas de la muerte se están investigando.
Oficialmente se trata de la primera víctima mortal registrada en Honduras después de la llegada por sorpresa a Tegucigalpa del derrocado presidente hondureño, Manuel Zelaya, quien ayer decía tener información, no confirmada, de que había seis muertos.
La misma Policía informó de que esa versión de Zelaya era falsa, pero dio cuenta de que anoche hubo disturbios en varias zonas de la capital en los que se había producido un herido de bala.
Asimismo, informó de que en las últimas horas habían sido detenidas más de 100 personas por participar en hechos violentos o no acatar el toque de queda.
Suspensión temporal. La suspensión temporal del toque de queda impuesto el lunes en Honduras permitió a sus habitantes comprar alimentos y agua lo que devolvió un poco de vida a ciudades fantasmas. Sólo en algunos barrios y zonas, simpatizantes de Manuel Zelaya se atrevieron a desafiar la ley marcial.
El Gobierno de facto revocó una orden previa de mantener suspendidas las garantías hasta las 6 de la mañana de ayer pero hasta entonces los retenes policiales en peajes, carreteras y calles fueron intensos y los empresarios se quejaban de tener que asumir pérdidas millonarias por el cierre de fronteras, aeropuertos y comercios.
El ministro de Información del Gobierno de facto, René Zepeda, explicó que decidieron permitir el libre tránsito de las diez de la mañana a las cuatro de la tarde. «En ese lapso, esperamos que los negocios abran para que el pueblo se abastezca de alimentos y atiendan sus necesidades básicas», dijo.
El desabastecimiento golpeaba también los estómagos de los improvisados habitantes -” llegaron a ser 400-” de la embajada de Brasil donde el presidente constitucional Manuel Zelaya permanece protegido.