La Unión Europea no despeja las dudas sobre quién será su futuro presidente
El británico Tony Blair y el holandés Balkenende se perfilan como favoritos, mientras Merkel y Sarkozy planean presentar un frente común para imponerse
Una cumbre de ficción la que ayer congregó en Bruselas a los líderes de los 27, en la tradicional convocatoria de otoño del Consejo Europeo. La anómala situación que vive la UE, con el Tratado de Lisboa pendiente todavía de ratificación por culpa del presidente checo, Vaklav Klaus, confinó los aspectos más urgentes del debate comunitario a conversaciones de pasillo, de las que apenas trascendieron detalles marginales.
La cumbre abordó, de manera más o menos formal pero en todo caso a título confidencial, dos materias principales: la fórmula que se ofrece al presidente checo para que ratifique el Tratado de Lisboa y las primeras consecuencias institucionales de la aplicación del nuevo Tratado, entre las que tiene especial relevancia el nombramiento del presidente del Consejo Europeo, del nuevo Alto Representante para la Pesc y el reparto de papeles entre los cuatro altos cargos de las instituciones europeas.
El planteamiento que ayer le fue formulado a la delegación checa es que la República Checa se quede al margen de la Carta de Derechos Fundamentales, como ya es el caso del Reino Unido y Polonia. La materialización jurídica de la exención se producirá cuando se adhiera un nuevo socio a la UE, como Croacia o Islandia. El protocolo correspondiente figuraría anejo al Tratado de adhesión correspondiente, y no requeriría ratificación específica por parte de los Estados miembros. No habrá en ningún caso compromiso firme del Consejo al respecto hasta que Klaus no haya firmado el documento. La ratificación del Tratado de Lisboa es, por lo tanto, condición previa para que la República Checa obtenga la exención de las obligaciones del Tratado que su presidente reclama fuera de plazo.
No hay fechas oficiales para la ceremonia de la firma en Praga. Fuentes de alto nivel del Consejo consideraban posible que Klaus suscriba el documento el próximo 17 de noviembre .Con ello, el Tratado de Lisboa podría entrar en vigor el próximo diciembre.
La cuestión de los nombramientos está subordinada a la decisión de Klaus, pero ayer hubo movimientos en el Consejo. La víspera, al parecer, Sarkozy y Merkel lograron ponerse de acuerdo sobre el nombre del presidente del Consejo de la UE. La canciller, no obstante, rehusó pronunciarse sobre el tema. El PPE consideró que la candidatura de Blair es inadecuada y apostó por Juncker o por el holandés Hans Peter Balkenende. Los socialistas reivindicaron directamente el puesto de Alto Representante para una persona de sus filas. Los liberales reclamaban uno de los dos puestos a crear con el nuevo Tratado, alegando su apoyo determinante a Barroso para la presidencia de la Comisión y el hecho de los conversadores tengan esta jefatura y la del Parlamento europeo.
En estas circunstancias, los nombres que menos aparecen suelen ser claves en la elección final. Personalidades como Wolfgang Schüssel, ex canciller austriaco (PPE), o Felipe González, tienen posibilidades claras.