Reportaje | miguel ángel zamora
Imposible revolver sin un revólver
Los leoneses se echan a la calle en masa en el arranque de las rebajas y dejan un espectacular aumento de las ventas; «No se veía un primer día igual de compras desde hacía muchos años», celebra el sector
El frío corta la cara a primera hora de la mañana. Para las ventas de ropa de invierno, lo justo. La pastelería de aquí, la joyería de un poco más allá y buena parte de la fila de bancos que escoltan las dos aceras de la principal arteria de la capital tienen el mismo movimiento de cualquier día normal después de las vacaciones.
Pero las tiendas de ropa están en pie de guerra. En el establecimiento comercial que por excelencia ha unido su nombre a las rebajas, hay cola minutos antes de las diez de la mañana. No es la misma estampa de Madrid o Barcelona que luego reproducen los telediarios, si bien en La Chantría hay curiosos esperando antes del horario de apertura, más por acabar rápido que por hacerse con las primeras gangas.
Aparcar en los aledaños de la zona centro es una odisea. Buena señal para el comercio. Las radiofórmulas escupen constantemente ofertas de rebajas al 40%, al 50% y al 60%. «Estamos que lo tiramos», protesta una de las empleadas en medio de un aluvión de gente que porfía, ahora por unos leggins, después por la pashmina, luego por el sombrero (¿) que cada uno está sólo lo tocado que elige.
«Hacía muchos años que no recordaba un primer día de rebajas como el de hoy. Están desbravadas». Desde la inmensidad de unos ojos verdes profundos de dependienta, la vida se ve de otra manera en el estreno de la temporada más fuerte del año. La cola recorre casi toda la planta superior de la tienda más concurrida de Alcázar de Toledo, y en la planta baja, tres cuartos de lo mismo, sólo que con más carritos de niño. «Sal, que aquí no hay quien entre», protesta una clienta. «El año que viene no te espero guapa. Ya te dije que quedábamos antes, no se puede venir a las doce de la mañana», protesta la contertulia.
Al otro lado de Ordoño II, la vida no es muy diferente. Maridos pacientes guardan el turno hasta llegar a la caja, estudiantes de vacaciones apuran los dos últimos días que les quedan y hasta un par de extranjeros circunspectos ponen cara de circunstancias. «Están locos estos españoles», parafrasean de los cómics.
«Las rebajas de verano en León son un poco más light, pero estas de hoy, como tenemos otros tres o cuatro meses de invierno por delante, fíjate si hay tiempo de rentabilizar las compras», apuntan con acierto desde El Corte Inglés, que calcula que al término del día, pasarán por la tienda 35.000 personas. A media mañana, el ritmo es bueno.
Las tarjetas de crédito van y vienen eléctricas en el resto de grandes superficies. La ventaja del aparcamiento se deja notar y sirve de termómetro para comprobar lo que se va a encontrar dentro. En Eras de Renueva, la cola llega hasta la carretera de Carbajal. Dentro, el griterío es notable.
«Había tanta crisis que nos ha desbordado un poco todo esto», reconocen en los establecimientos cercanos a la Plaza de la Inmaculada. Las agencias de viaje de momento andan a medio gas a la salida de las vacaciones recién finalizadas. El comercio no descansará hasta el 6 de marzo. Bendito stress, por una vez.