El dinero de la PAC será para producir alimentos y conservar la biodiversidad
Los borradores del documento que promoverá la presidencia española de la UE incluyen el término «agroindustria» para definir la función del sector primario
Última protesta agraria en León en otoño; patatas por el suelo para protestar por la caída de precio
Se cuece la próxima PAC alejada de la parafernalia burocrática que ha sostenido hasta ahora. Está en fase de cambio hasta el enunciado de la norma; será general porque se pretende que iguale los derechos de todos los agricultores -”los de León con los de Renania, por ejemplo, los derechos históricos con los últimos adscritos-”, será común, porque se pretende una dotación presupuestaria conjunta -”lejos de la aspiración de franceses y alemanes de nacionalizar las ayudas-” pero dejará de ser agraria para que la A asuma el concepto «agroindustria».
La orientación de la nueva política señala la producción alimentaria como condición indispensable para hacerse acreedor a las ayudas. El nuevo documento que orientará la intervención europea en este área económica da ahora sus primeros pasos; quedará definido al final del periodo de la presidencia española en Europa; y pasará el trámite de su aprobación a finales de año. De tal forma que tres campañas antes de que expire el plan actual el sector agrario sabrá a qué atenerse a partir del 2014, con un periodo transitorio lejos de los pagos desacoplados, la subvención por no producir y la adjudicación de derechos a profesionales ajenos al sector.
La premisa que orientará las nuevas ayudas es la producción y transformación de alimentos, tarea adjudicada a los más de cuatro millones de europeos que tienen que ver con el sector agropecuario. Bajo este paraguas se establecen otros tres objetivos inexcusables para la nueva política agraria común que regirá a partir del 2014, agroindustrial de entonces en adelante: ayudas a la agricultura como agente productivo, garante de la alimentación de los países integrantes de la Unión Europea; ayudas a la agricultura como agente conservador de la biodiversidad, del entorno y el medio ambiente; y ayudas a la agricultura como sustento de políticas activas contra el cambio climático. Igual como fábrica de energías alternativas y sostenibles como yacimiento de sumideros de CO 2 .
No habrá nacionalización de las ayudas, o eso recogen los primeros borradores elaborados por los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, acorde con la postura del Gobierno español en la Unión Europea que defiende el ejecutivo de Bruselas como garante de la nueva estrategia para el medio rural.
Se atenúa así la posibilidad de nacionalizar las ayudas al sector agrario, una de las posibilidades barajadas para encauzar dentro de un lustro el devenir de los incentivos a la producción agraria. Eso sería una gracia para Alemania o Francia.