Diario de León
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Desde el Rubicón F. ramos

El runrun ganaba terreno en las últimas semanas; cada día que Antonio Silván se ponía en una foto junto al alcalde de León. Crecía el runrun al mismo tiempo que las voces internas de alcaldes del PP en la provincia; cuanto más cerca de la capital, más runrun. Hasta la tarde del viernes. Silván acabó una reunión con el alcalde socialista de León y acudió al comité ejecutivo del PP de León; y, entonces, en caliente, el runrun pasó a balada. Alcaldes del alfoz le interpelaron al consejero de Fomento de la Junta sobre las cuestiones que llevan a un alto cargo institucional del partido a celebrar una reunión sobre el transporte metropolitano y dejar fuera del círculo a representantes municipales afectados por lo que allí se ha de ventilar, y peor, representantes municipales electos bajo las siglas del mismo partido que les daba cobijo en la sede; parece que bastaron las preguntas, sólo las preguntas, sin más reproches, para que el consejero se levantara del asiento y tirara los papeles que tenía en la mano -”curiosamente, la circular del documento del código de buena conducta que afecta a cargos y afiliados del Partido Popular-” sobre el estrado. Le templó la presidenta del PP en León, le llamó a la calma, mientras el consejero de Fomento que siete horas antes posaba para las cámaras junto al alcalde de León en la sede de la Junta y hablaba de una línea de autobús al aeropuerto de La Virgen del Camino, y daba por hecho que habría un billete único de transporte para el área metropolitana de León, recordaba las veces que el director general de transportes vino al edificio de la Junta en Eras y habló a los alcaldes interesados en el consorcio de los trámites a seguir para crear el billete común. «Tranquilo, Antonio», llegó a sugerirle Isabel Carrasco. Y Silván, en descargo de su causa, recordó que estaba tan ligado a la promoción de gestos que beneficiaran políticamente al alcalde de León que tuvo que enterarse por la prensa del acuerdo para la integración de Feve al que se había brindado a apoyar en algún que otro acto anterior protagonizado en común con el ayuntamiento, por eso de la fuerza mayor de la colaboración institucional. No contó que el convenio que ayer firmaron Blanco, Villalba y Fernández quien realmente se lo había mandado era Cecilio Vallejo, poco comedido en solicitar documentos al grupo político del PP en la casa grande de Ordoño II. «Antonio, tranquilo, no pierdas los papeles», volvió a sugerirle Carrasco desde la mesa presidencial, escudada por el secretario del partido en León que no dijo ni esta boca es mía en todo el rifirrafe. En la lectura de la cartilla ampliaron temario los portavoces del PP en Villaquilambre y San Andrés para enfatizar que la foto de esa mañana sólo benefició al socialista Fernández. Silván encontró un alivio en el alcalde de Pola y diputado provincial: «Qué ganas de polemizar si ninguno va a repetir en las listas». Y así acabó la semana, con Silván en una foto con Fernández entre el anuncio del convenio de Feve y la visita de José Blanco. Un sándwich socialista.

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