Retrueque

La UPL sufre en estos días de primarias y pre Congreso dos clases de detractores: Los que temen que ganen unos y los que temen que ganen los otros. Y además están los que se sienten molestos por la propia existencia de la UPL, entre ellos los que estuvieron dentro y ni desde dentro pudieron destruirla después de maquinar para dejarla ahogada económicamente y desacreditada a todos los niveles. Unos lamentan la convocatoria de un Congreso al que siguen considerando asambleario pues creen que eso beneficiará a las juventudes radicales.

Otros, como Guillermo Tejerina, se hacen portavoces de la otra parte y rechazan el sistema porque deja fuera del Congreso a sus amigos, los que no son militantes porque llevan a gala no contribuir al partido siquiera con la cuota.

Lo cierto es que ni los radicales tienen la fuerza que algunos temen ni los críticos con la refundación del partido tiene legitimidad para criticar nada. Se creen que se puede destruir la imagen pública, el honor, de una persona a base de injurias. Pero la verdad es como el aceite en el agua, termina por salir a flote. La verdad es que mientras Enrique Soto dirigió y organizó la UPL en el Partido Judicial de Astorga, la afiliación y la militancia aumentó proporcionalmente más que en ningún otra comarca del País Leonés. La verdad es que desde Astorga partieron iniciativas orientadas a la reivindicación leonesista, como la demanda de que la Región Leonesa fuera reconocida como NUTS2 a nivel europeo, u orientadas a la regeneración del partido, como la de elaborar unos nuevos estatutos. La verdad es que en las elecciones del 2007 en el Partido Judicial de Astorga la UPL obtuvo mejores resultados que en las del 2003 en un contexto extremadamente difícil, tanto que en el resto de León los resultados fueron sensiblemente peores que en las anteriores. Sin embargo desde que Guillermo Tejerina tiene el timón del Comité Comarcal hemos asistido a su desmovilización y a un goteo continuo de bajas en la militancia, hasta tal punto que la mayoría de los miembros de ese Comité ya no son militantes y no van a poder asistir siquiera al Congreso.

El valor de una persona reside en lo que ella misma hace o no hace, no en lo que de ella digan sus amigos o sus enemigos. Aunque el conocerlos sí es un buen indicio para establecer una valoración. Personalmente puedo presumir tanto de los unos como de los otros.