Reducción del calendario de trabajo para evitar que se pudra el azúcar
De diciembre a febrero media y un invierno crudo, húmedo y frío como pocos, y una eternidad, al menos para los cultivadores azucareros, que se han encontrado en la reapertura de la fábrica de La Bañeza en medio de un slalom, en caída sostenida: lo que en diciembre marcaba una riqueza de 18 por ciento a la vuelta de la actividad, frenada por campos anegados y parcelas como lagunas, se ajusta en 16,30. La reducción deja una muesca en la cuenta de ingresos de las explotaciones agrarias leonesas, que esperaban la hora de entregar la remolacha como un oasis en el desierto que vive el sector. Las diferencias son abismales también tras un mes en los descuentos en las entregas, que se han elevado tres puntos de diciembre ahora. Palidecen de los cultivadores de León cuando se les notifica que lo que antes se descontaba como once ahora llega a catorce (ayer mismo estaba establecido este nivel medio). Pero no menos que los que entregan en Toro (Zamora) donde el descuento es dos puntos superior al de La Bañeza; y menos pálidos aún que en Miranda de Ebro (Burgos) en donde se certificaron descuentos medios de 18.
En medio del envite, con una parte relevante de las 300.000 toneladas que quedan por arrancar metidas como en una cámara de frío, con la remolacha como carámbanos, se establecen nuevos planes de entrega a la fábrica: los cultivos que bordean el sur y sureste de León se desvían a Toro para tratar de reducir al menos diez días de trabajo a la fábrica de León, que preveía molturar hasta el 30 de marzo. Con el recorte se evitará que el grueso de la producción, ahora congelada, acabe descompuesta con la subida de temperaturas de marzo, y la entrada de vientos que harían podredumbre de los restos que le quedan al invierno.
No todos están de acuerdo con las medidas de choque. La UCCL protestará hoy ante la azucarera de La Bañeza en denuncia contra lo que consideran decisión autoritaria de la empresa.