Entrevista | FRANCISCO RODRÍGUEZ LLAMAZARES | ABAD DE LA REAL COLEGIATA DE SAN ISIDORO
«Podemos reivindicar particularismos, pero no hay que llegar a la exageración»
-¿Qué sensaciones tiene veinticuatro horas después de protagonizar un hito histórico?
-Fue un día muy tenso pero que ahora deja un recuerdo muy grato. La concesión de la medalla no es sólo para la Colegiata, es también para el pueblo de León. El marco, la compañía y la piña común que hicimos todos, junto con la acogida que recibimos realza su importancia. Éramos 360 personas, nada menos.
-La clase política leonesa ha olvidado sus diferencias en esta materia ¿no?
-Hay que destacarlo. Nadie ha mostrado la más mínima reticencia. El propio presidente de las Cortes me lo hizo saber y estaba muy satisfecho de la receptividad que había encontrado y de la unanimidad. En las fotografías se nota que todos estábamos unidos.
-Sólo faltaba que pudiesen suscitarse fisuras en torno a la figura de la Real Colegiata...
-Es una institución que está muy enraizada en el pueblo de León y si no hacemos ninguna tontería de gran calado, parece que se nos permite todo, se nos comprende todo y se nos disculpa todo. El obispo (Julián López) tenía una agenda apretadísima y estuvo con nosotros todo el día. El pueblo leonés ha palpitado siempre con la Basílica, pro la historia de León tan vinculada a la colegiata. Los grandes momentos de León están unidos a este lugar y hay un sentimiento añadido que es lo que significa este templo para la vida religiosa de los leoneses. Está abierto día y noche y hasta en estos meses de frío sirve para venir a calentarse.
-En la autonomía ¿hay también ese reconocimiento a León que se expresó en las Cortes?
-No hubo en el acto ningún sentimiento de parcialización provincial por parte de las demás autoridades. En el ágape posterior hablamos con gente de Palencia, de Ávila, yo hablé con el presidente de la Diputación de Burgos y a todos les vi orgullosos.
-¿Tiene sentido la discusión por el hecho diferencial leonés?
-La concesión de la medalla ha puesto muy en su sitio el equilibrio y la ponderación que debemos tener a la hora de vivir nuestra historia y nuestras raíces. Creo que toda discusión que exagere el individualismo y parcializar excesivamente las cosas en una sociedad plural debe quedar como una discusión para otras circunstancias, no quiero entrar a valorar eso. Pero yo creo que este acto de ayer abre ese horizonte de universalidad donde cabemos todos y donde tenemos que aprender a vivir unidos todos. No hay por qué reivindicar de forma exagerada nuestros particularismos.
-¿Y fuera de la comunidad, hay un reconocimiento adecuado de la importancia de León?
-Pondré solamente dos ejemplos. Su Majestad el Rey Don Juan Carlos hizo una cita expresa a León como cuna del parlamentarismo en una reunión con los participantes en la Ruta Quetzal. Eso por un lado. Y por otro, el profesor John Keane ha aportado una amplísima documentación sobre la importancia de León como primera sede de unas cortes democráticas. Creo que es suficientemente explícito.
-Aunque no le guste focalizar a título individual la representación de la Colegiata en este acto, a nadie se le escapa que la responsabilidad es manifiesta ¿verdad?
-Es difícil, soy novato en estas lides. Por un lado ha comportado una preocupación notable, pero por otro lado me ha proporcionado mucha satisfacción. Aunque la medalla la he recogido yo, en todo momento me he sentido muy unido al Cabildo, a la Diócesis y al pueblo leonés. Es una satisfacción que quiero compartir con agradecimiento a la Junta de Castilla y León, al presidente de las Cortes, a los partidos políticos, a las personalidades que nos arroparon en el acto y de forma cercana al personal del Museo de San Isidoro, al de la Casa de Espiritualidad, al de la Casa de Canónigos, al del servicio de la Sacristía y a asociaciones como la Adoración Nocturna, Guardia y Oración, Apostolado de la Oración, Coral Isidoriana, Cofradía Penitencial y Sacramental y Cofradía del Milagroso Pendón.