Diario de León

Reportaje | andrea cubillas

El capricho de la naturaleza

Cuando todavía no habían transcurrido dos meses desde que un seísmo redujo a escombros Haití, la tierra volvió a temblar con fuerza en Chile dejando tras de sí cientos de víctimas

Destrozos provados por el maremoto del océano índico.

Destrozos provados por el maremoto del océano índico.

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No habían transcurrido ni dos semanas desde que dio comienzo el 2010 cuando las miradas del mundo entero se posaban estremecidas en una de las zonas más pobres de la Tierra. Y es que el pasado 10 de enero un terremoto de magnitud 7,3 en la escala Ritcher asoló y redujo a escombros Haití. La desgracia se hizo presente en uno de los países más pobres de América Latina y del mundo entero. Durante unos segundos cientos de edificaciones se vinieron abajo sepultando a miles de ciudadanos y dejando en sin casa a millones de haitianos. Aún hoy resulta difícil calcular el número de víctimas, muchas de ellas atrapadas aún hoy entre los escombros, aunque según los últimos datos oficiales más de 160.000 personas perdieron la vida en esa desgracia.

Cuando el mundo entero aún sigue estremecido por esta tragedia, la ira de la naturaleza ha vuelto a echar un pulso al ser humano. Esta ocasión Chile ha sido su objetivo, donde la fuerza de un terremoto de 8,8 grados y un tsunami han desolado el sur del país provocando la muerte de cerca de 800 personas, según el ultimo balance ofrecido por fuentes presidenciales. Paradojas de la vida, de nuevo la ira de la naturaleza se vuelve a ensañar con las poblaciones más pobres del mundo que arrastran ya una historia de miserias y desgracias.

El hombre reducido a cenizas . Lo cierto es que son miles los terremotos que sacuden al año el planeta, muchos de ellos tan pequeños que pasan desapercibidos por el ser humano. Asimismo, cada año se contabilizan entre 50 y 60 volcanes activos, auténticas gargantas profundas al interior de la Tierra. La fuerza y la superioridad del ser humano, que en ocasiones se cree dueño y señor de la Tierra, se queda reducido a cenizas ante la imparable fuerza de la Naturaleza. Los grandes desastres naturales llevan matando a hombres y mujeres desde tiempos inmemorables. Terremotos, huracanes, tsunamis, erupciones e inundaciones han acabado con la vida de millones de personas en el último siglo. Y la mayoría de estas muertes se han concentrado en las zonas más pobres, los países del Tercer Mundo. Y es que, parece que la mala suerte se ceba siempre con los mismos.

Imágenes imborrables. En los últimos años han sido muchas las catástrofes naturales que han dado una dura lección de supremacía al hombre. Muchas de ellas permanecerán en la memoria de todos por su magnitud y la cantidad de personas que perdieron en ellas la vida.

Aún permanecen intactas la imagen de las gigantescas olas que barrieron las costas de Indonesia, Sri Lanka, Tailandia, Malasia, la India y Sumatra. El 26 de enero del 2005 un terremoto de magnitud nueve provocó que el fondo del océano Indico se desnivelara originando un maremoto donde las olas llegaron a alcanzar los 30 metros de altura. Cerca de 300.000 personas murieron en esta catástrofe. Ese mismo día pero dos años antes un terremoto asoló por completo la ciudad de Bam, al sudeste de Irán, y acabó con la vida de cerca de 40.000 civiles. En agosto del 2005 el huracán Katrina provocó numerosos destrozos e inundaciones en Florida, Bahamas, Luisiana, Misisipi y Nueva Orleans Por los daños producidos, se convirtió en uno de los huracanes más devastadores en Estados Unidos en la historia reciente, y quizás sea el mayor desastre natural en la historia de ese país.

Otra de las grandes tragedias de los últimos años fue el huracán Mitch, que devastó gran parte de América Central en 1998, donde mató a 10.000 personas y dejó a unos dos millones sin vivienda. En 1970 tuvo lugar sin duda una de los peores desastres mundiales. El ciclón Bhola fue uno de los más mortíferos hasta el día de hoy que acabó con la vida de más de medio millón de personas. El huracán arrasó la zona este de Pakistán un 12 de noviembre con vientos de hasta 220 kilómetros por hora. Seis años antes, 16 segundos fueron fatídicos para los habitantes de la ciudad china de Tangshan. En el terremoto murieron según cifras oficiales cerca de 250.000 personas, sin embargo la cifra de muertos se cree que pudo ser el doble.

Un gran ejemplo de la fuerza de la Naturaleza es el volcán Krakatoa, en Indonesia. En mayo de 1883 comenzaron una serie de erupciones que continuaron hasta el 26 de agosto, cuando una gran explosión voló la isla en pedazos.

Arrimar el hombro. A pesar del progreso y las últimas tecnologías que predicen la llegada de una catástrofe natural, el hombre sigue atados de pies y manos ante la fuerza imparable de la Naturaleza. Sus caprichos son impredecibles y de momento nada ni nadie puede detenerlos. Lo único que se puede hacer es intentar aportar cada uno un granito de arena para intentar ayudar a todas aquellas personas que, viviendo rodeadas de miserias, han visto como la fuerza del agua, el fuego o los temblores de la Tierra han terminado con sus únicas esperanzas.

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