Jiménez lavó los cadáveres como en sus otras dos violaciones
Los bomberos que hallaron los cadáveres de las dos policías leonesas asesinadas en L-™Hospitalet de Llobregat mientras sofocaban el fuego provocado en su piso evocaron ayer el «espectáculo dantesco» que dejó tras de sí el autor del doble crimen. Algunos de los bomberos que intervinieron en la extinción del incendio declararon como testigos en el juicio que se sigue en la Audiencia de Barcelona contra Pedro Jiménez, condenado en 2008 a 83 años de prisión por el doble crimen en una sentencia que el Supremo anuló después al considerar que los hechos debieron ser juzgados por un tribunal popular.
Los testigos avalaron la tesis de las acusaciones de que el incendio fue provocado por el autor del asesinato, presuntamente con el propósito de borrar cualquier rastro de su presencia en el piso de las policías. Según los bomberos, prueba de que el incendio fue intencionado es el hecho de que se inició en tres o cuatro focos, situados en el comedor de la vivienda y en las habitaciones donde yacían los cadáveres, uno de los cuales tenía encima suyo una pira de papeles encendida.
El doble asesino, sin embargo, no consiguió su propósito de barrer las pruebas incriminatorias de la escena del crimen porque no dejó abierta ninguna ventana del piso para que entrara aire que alimentara el fuego. «Era un incendio provocado pero mal elaborado», añadió uno de los bomberos. El fuego era de tan pequeñas dimensiones que el sargento que dirigía el operativo de extinción ni siquiera se vio obligado a entrar en el piso, hasta que desde dentro de la casa le llamaron para avisarle del hallazgo de dos cadáveres.
Un espectáculo dantesco. El sargento, Agustín R.C., médico de profesión, explicó cómo encontró los cuerpos sin vida de las dos policías, tendidos ambos boca abajo en sus respectivas camas, amordazados, atados de pies y manos y con «signos de arma blanca evidentes» que habían dejado a su lado un charco de sangre. «Era un espectáculo bastante dantesco», resumió el bombero, que de forma inmediata llamó a los Mossos d-™Esquadra y ordenó salir a todos sus efectivos con el fin de «evitar estropear lo menos posible el escenario del crimen».
Los bomberos explicaron también que encontraron la bañera del piso llena de agua turbia, «como si se hubiera lavado algo o a alguien», y con la cortina arrancada. Aunque en este caso ninguno de los cadáveres estaba mojado, la bañera con agua parece ser un elemento ritual de Jiménez, ya que, según consta en dos condenas suyas anteriores por violación, procedió así a lavar a sus víctimas tras agredirlas sexualmente.
En la sesión declararon también el novio y la prima política de Silvia N., una de las policías asesinadas, que negaron que las víctimas fueran consumidoras de drogas y que tuvieran vida social en Barcelona.