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Ugal denuncia que el 25% del maíz leonés forma parte del mercado negro

Llorente exigue a Hacienda que inicie investigaciones entre los almacenistas que venden sin declarar e incluye en ese sistema las entradas de grano importado

Matías Llorente y Valentín Martínez, secretario y secretario de organización de Ugal.

Publicado por
L. URDIALES | REDACCIÓN
León

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A Ugal no le salen las cuentas sobre el mercado local del maíz; ni por lo que se produce en los regadíos y vegas leonesas, ni por lo que los almacenistas que operan en este territorio distribuyen con cargo a la importación, con barcos atracados a puertos de Vigo, Santander o Gijón. «La inspección de Hacienda debería tomar ya cartas en este asunto, porque lo que está ocurriendo es un fraude de dimensiones notables, censurable, que evita la carga del IVA que no se declara y el beneficio que va a operar a las empresas que manejan ese maíz luego en el mercado, que tampoco declaran el 30% del beneficio que les aporta», describió Matías Llorente, secretario de Ugal, en una comparecencia ante los medios de comunicación de León en la que trató de resumir la actividad agraria del último año, e interpretar las consecuencias para la economía leonesa. Ante lo que Ugal considera barra libre para los almacenista, exige contundencia. «Es más, a mí si me preguntan puedo aportar el nombre y la dirección de los almacenes que incurren en esta irregularidad de mercado, que se aplican bajos precios y elevan grandes beneficios, y todo sin salir en papel oficial», se ofreció Llorente.

Las referencias se centraron en torno a la producción y cultivos de maíz en la provincia -”«nosotros hablamos de que si hay 65.000 hectáreas más o menos sembradas, es que el 25% aproximadamente de esa producción no deja rastro en las declaraciones económicas de quienes lo mueven», enfatizó Llorente-” aunque ese manejo paralelo podría extenderse también a otro tipo de cereales que se escapan al control de la legalidad.

El sindicato Ugal considera que las cifras de fraude por la intermediación de especuladores y mayoristas ajenos al sector convierten el área del campo en el segundo yacimiento más importante dentro de la economía sumergida que se registra en este país. «Vamos camino de terminar como Italia en este sentido, si no es que ya hemos superado ese límite», apreció Llorente que relata otro efecto pernicioso por la actitud que mantiene el mercado negro: «Los precios, al final, lo acaba pagando el campo».