Diario de León
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León

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No hacía ni una hora que acababa de convertirme en una pequeña botella de cristal, y ya estaba metida en un camión junto a otras botellas idénticas a mí. Con los movimientos bruscos del camión, nos tambaleábamos peligrosamente, algunas incluso se terminaban rompiendo.

Pero había otras que no estaban tan asustadas como las demás. Les pregunté que por qué a ellas no las afectaba este viaje tan accidentado. La más cercana a mí me explicó que ellas llevan ya muchos viajes como éste y que ya no lo pasan tan mal como las botellas nuevas. Me quedé algo extrañada, entonces decidió contarme su historia:

-” Nosotras hace unos meses también pasamos por donde estás pasando tú, e hicimos también el mismo viaje que estás haciendo tú ahora mismo. De aquí nos están llevando a alguna fábrica de refrescos para rellenarnos con algún líquido y etiquetarnos. Una vez listas nos pondrán en algún estante de un supermercado cualquiera a la espera de que alguien nos compre y beba el líquido.

Una vez que acaben de beber el líquido, depende de si tienes suerte o no, y si te toca con una persona preocupada por el medio ambiente el reciclado y decide tirarte al contenedor verde o con una cualquiera que te tira a la basura normal. En el caso de ir a parar al contenedor verde, como nos ha ocurrido a todas las que estamos aquí, irás al mismo sitio del que acabas de salir y te convertirán otra vez en una botella nueva lista para volver a ser rellenada.

En cambio, si tu destino es la basura convencional, con un sinfín de residuos de todas las clases, tu vida acaba aquí, porque irás a parar a quién sabe dios dónde y estarás allí miles de años hasta que te desintegres por completo.

Me quedé callada y pensado ese destino, allí miles de años sin utilidad... ninguna botella debería tener ese final. Entonces pregunté:

-” ¿Y por qué hay gente que no tira las botellas usadas al contenedor verde?

-”Nadie sabe seguro por qué, porque son unos descuidados, porque les da demasiada pereza separar cada residuo a su contenedor... quién sabe.

-” Yo creo que todo el mundo debería hacerlo, porque ni nosotras, ni las pilas, ni los cartones, ni las latas... en definitiva nadie, querría pasarse miles de años en un montón de residuos que alguien ha tirado a la basura normal porque no le apetecía reciclarlo.

-” Pero contra esto ni tú, ni yo, podemos hacer nada, debería la gente misma darse cuenta de que lo está haciendo mal, y que la única manera de reducir los residuos es clasificarlos para más tarde reciclarlos.

De repente, se paró el camión, abrieron la puerta y empezaron a sacar todas las botellas, entonces la botella que estaba a mi lado, que me había contado toda esa historia, y que me había hecho compañía todo el viaje me dice: «mucha suerte», y en ese momento cogieron la caja en la que estaba ella metida, y no la volví a ver más.

Ahora gracias a la gente que me recicla estoy contando mi historia una y otra vez a las botellas nuevas que, como ya me ocurrió a mí, están aterradas durante su primer viaje.

Alba Marcos Grañeras.

4º C, LES. «Lancia»

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