Médicos y científicos colaboran en León en nuevas terapias contra las enfermedades

Se llama relación traslacional y consiste en la colaboración directa entre el médico, con la evidencia clínica, y el científico, investigando en el laboratorio. Esa es la clave que permite avanzar cada vez con más optimismo en el conocimiento de las enfermedades, lo que hace posible que funcione mejor la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las patología. «En definitiva, lo que buscamos es la salud humana». Con esta frase inauguró ayer el director del Instituto Universitario de Biomedicina de León (Ibiomed), Javier González Gallego, las II Jornadas de Divulgación de la Investigación Biomédica en León, organizadas por el Club de Prensa del Diario de León, con la colaboración del Ibiomed y la Fundación Investigación Sanitaria.

Fruto de la colaboración entre los profesionales médicos y enfermería del Hospital de León y la Universidad de León, los científicos leoneses avanzan en el conocimiento del cáncer, la interacción de las fibras dietéticas con determinados fármacos y el rechazo a los trasplantes de órganos, argumento de las tres primeras ponencias que se debatieron ayer.

El profesor de Fisiología, José Luis Mauriz, explicó los resultados de su equipo en el conocimiento de los puntos débiles de los tumores, que permiten identificar las dianas a las que dirigir los tratamientos quimioterapéuticos para conseguir tratamientos a la carta, específicos para cada tipo de tumor y, por lo tanto, más efectivos. Explicó que el proceso de investigación es largo ya que existen cien tipos de tumores diferentes. El objetivo de sus estudios es romper el proceso celular que permite a los tumores crecer y desarrollarse en otros lugares del cuerpo, con un efecto cada vez menos tóxico para el paciente. Sus estudios están dirigidos a los tumores hepáticos y gástricos.

Tras el descubrimiento de nuevas armas terapéuticas contra las enfermedades, otro equipo del Ibiomed, dirigido por la profesora de Farmacología, Nélida Fernández, investiga la interacción de las fibras dietéticas con algunos fármacos. Fruto de años de estudio, el equipo de León ha comprobado que las cáscaras de semilla de la fibra plantago ovata potencia el efecto de la levodopa, una medicación contra el párkinson, así como también, a las dosis recomendadas de 30 gramos al día, reduce el efecto de ciertos estrógenos anticonceptivos, pero, sin embargo, ayuda a reducir los niveles de glucosa en la sangre. Este conocimiento, en colaboración con los médicos (de nuevo la colaboración traslacional) permite que los pacientes mejoren con las terapias.

Los trasplantes. Cuando un órgano falla, y como alternativa a una enfermedad incurable, la medicina ofrece la posibilidad del trasplante. Tras la primera intervención realizada en 1954 por Joseph E. Murray, la sofisticación de las técnicas y los tratamientos que intentan evitar el rechazo, han permitido mejorar la calidad de vida de los pacientes. El inmunólogo, José Ignacio Rodríguez, investigador Ramón y Cajal y «el fichaje estrella del Ibiomed», como lo definió en su presentación Javier González Gallego, expuso las investigaciones de su equipo para buscar terapias que permitan interrumpir la comunicación entre las células de un donante con las de un receptor, lo que permitirá evitar el rechazo. Explicó que el futuro está en el desarrollo de lo que se llama inducción de tolerancia, como alternativa al consumo de drogas terapéuticas, que son más tóxicas y debilitan el sistema inmunitario del paciente.

Las jornadas, coordinadas por el director del Ibiomed, Javier González Gallego, y el médico y profesor de Salud Pública, Benjamín de Abajo Olea, continúan hoy con una mesa redonda en la que se analizará el papel de la empresa, la sociedad y la biomedicina y se interrumpirán hasta los días 24 y 25.