Diario de León

Análisis | m. j. muñiz

Empresas que se apoyan

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Castilla y León es desde hace unos meses el mayor productor de energía eólica del país. Lo sería mucho más en los próximos años si el Gobierno no hubiera bloqueado hace ya un año el desarrollo de esta industria de energía limpia, de cuya madurez hace gala España en los foros internacionales. La Junta de Castilla y León, autoridad competente en este caso, había previsto el mapa eólico autonómico para los próximos años; los promotores habían comprometido la inversión (más de mil millones de euros); la mayor parte de ellos habían obtenido la financiación e incluso se había negociado un acuerdo con Red Eléctrica Española que garantizaba la evacuación de la energía generada a la red eléctrica durante varios ejercicios.

La introducción del requisito del registro de preasignación por parte del MInisterio de Industria ha supuesto de hecho la paralización de la inversión eólica en el país, y desde luego en Castilla y León. Bajo la sospecha del intento de «equilibrar» el reparto de producción eólica entre las distintas comunidades eólicas, una industria en la que algunas de ellas caminaban realmente retrasadas, ha planeado sobre toda esta polémica. Pero el hecho está ahí: los proyectos eólicos están en buena parte paralizados.

El resultado ha sido una contracción del sector. Las inversiones son multimillonarias, y el dinero es temeroso de cambios normativos por sorpresa. Y las empresas que se ven frenadas frenan a su vez sus pedidos. El resultado ha sido catastrófico para buena parte de las industrias de componentes eólicos. Lo saben bien, por ejemplo, en El Bierzo.

Sin embargo, los reproches en el sector de fabricantes eólicos no van solo contra las administraciones. Lo explica Teodoro Martínez: «Se ha apoyado a industrias como Vestas con subvenciones. Pero luego hay que seguir dándoles apoyo, porque la realidad es que crean un volumen enorme de empleo, ahora más importante que nunca».

Un apoyo que no sólo debe venir desde las administraciones. «Resulta lamentable comprobar cómo muchas eólicas que se instalan en la comunidad encargan sus palas y material a empresas de otras zonas. Cuando deberían apoyar sobre todo a las que deciden apostar por esta tierra, y por los empleos de nuestros ciudadanos».

Martínez lamenta se indigna ante la posibilidad de dejar escapar una de las escasas posibilidades de desarrollo real de la provincia. «Cuando vino Vestas a instalarse en Villadangos pensamos que era una buena noticia. Pero ha resultado mucho mejor de lo esperado. Nunca pensamos que el impulso que pudiera dar, y sobre todo el empleo, fuera tanto. Ahora vemos con enorme preocupación como administraciones e inversores miran hacia otro lado, en lugar de apoyar esta vía de enorme futuro. Es lamentable».

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