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Los trastornos del sueño dificultan las actividades diarias de 20.000 leoneses

Trescientas personas pasaron en el 2009 por la Unidad del Sueño del Hospital de León por roncar, padecer de hipertensión o sufrir pausas de respiración nocturna

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carmen tapia | león
León

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Trescientas personas pasaron el año pasado por la Unidad del Sueño del Hospital de León para someterse al control médico que determine la causa de sus dificultades para conseguir el descanso nocturno, pero al ser una alternación prevalente, el número de pacientes que acuden al especialista para acabar con este trastorno aumenta cada año. El Hospital hizo 287 estudios de poligrafías basales y 216 titulaciones— 88 en sus casas para ahorrar costes— de CPAP (la máquina que les administra el oxígeno por la noche)—. Las titulaciones se hacen a los pacientes que han dado positivo en las poligrafías y hay que ajustarles la cantidad de aire que deben recibir con la CPAP. Pese a los dos estudios nocturnos diarios, la unidad tiene una lista de espera de casi un año, al ser una patología que va en aumento. El principal responsable de estos trastornos es el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAHS), agravado por el sobrepeso y la obesidad, en aumento en la sociedad actual.

Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua que dormir es estar en aquel reposo que consiste en la inacción o suspensión de los sentidos y de todo movimiento voluntario. Pero el 4% de la población —20.000 personas en León— no consiguen un sueño reparador y, como consecuencia, se duermen involuntariamente por el día, lo que aumenta un 50% el riesgo de sufrir un accidente laboral o de tráfico. Por eso, son los pacientes con trabajos relacionados con sectores como la automoción los que tienen preferencia para las pruebas.

La apnea del sueño aumenta los trastornos cardiovasculares. El responsable de la Unidad del Sueño del Hospital de León, Enrique Gavela, asegura que pese a que es una enfermedad prevalente, aún hay un porcentaje elevado de personas que están sin diagnosticar, «hemos empezado a analizar esta patología hace veinte años», afirma. Síntomas como los ronquidos, hipersomnia diurna (exceso de sueño diurno) y apneas presenciadas repetidas (interrupciones de la respiración durante unos segundos mientras se duerme) son claves para identificar un trastorno del sueño provocados por problemas respiratorios. «Basta con padecer uno de estos síntomas para hacer el estudio al paciente», dice Gavela. También se valora la obesidad, el cuello ancho, la tensión arterial y los antecedentes. El perfil del enfermo es el de un hombre, de mediana edad, con sobrepeso que acude a la consulta porque ronca. «El 50% de los hombres roncan, pero sólo un 5% lo hace como consecuencia de una apnea».

El tratamiento. Tras la confirmación del diagnóstico, después de una polisomnografía —el paciente duerme una noche en el hospital donde quedan registrados los parámetros cardiológicos, respiratorios y neurofisiológicos— la solución se llama CPAP que alivia todos los síntomas. A través de una mascarilla nasal, se introduce aire continuo a presión positiva a través de la vía aérea para evitar su colapso durante el sueño. «Es el tratamiento más eficaz, eficiente, seguro y bien tolerado», asegura Gavela. Pese a las esperanzas de los tratamientos quirúrgicos, los especialistas no optan por esta opción al no haber resultados eficaces más allá de los cinco años, «sólo está recomendada si existen grandes deformidades», dice este especialista. «La máquina es bien tolerada por los pacientes», recalca Gavela, «los abandonos no llegan a un 14%, el 86% cumple con el tratamiento y mejoran considerablemente». Además de la CPAP, los especialistas marcan pautas de comportamiento posturales y de higiene del sueño, «España es el país de la Unión Europea en que el se duermen menos horas y hay que mejorar los hábitos», dice Gavela.