Diario de León

Crónica | a. caballero/L. URDIALES

El hombre del tiempo

El jefe del Ejecutivo central se paseó, dio el discurso y no admitió preguntas en un acto castrense y de pábulo socialista

Rodríguez Zapatero.

Rodríguez Zapatero.

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No hay nada más difícil en el mundo que hacer que pase el tiempo. Igual da que sean 6 pisos en ascensor que 4 años de legislatura. Uno se monta y, como Zapatero ayer, lo más fácil es hablar del... tiempo. «Ya has comprobado ministro el tiempo en León», introdujo su intervención el presidente con Rubalcaba como excusa. Llovía, sí, sobre mojado, y al dirigente socialista se le escaparon las palabras por la boca sin acudir al torrente emotivo y mitinero que embargaba sus visitas a casa en otro tiempo. «Siempre me gusta venir a León, pero más para actos como éste», dijo; «me siento satisfecho y tranquilo con instalaciones como ésta», abundó: segunda y última concesión a la política de cercanía y paisanaje que ha impregnado el discurso socialista para cazar el voto herido de leonesismo.

El acto se quedó en poco más que una ceremonia castrense: paso de revista de tropas, homenaje a la bandera y a los caídos y profusión de himnos. Cantados a gañote -”salvo el de España, que se tararea-” La Muerte no es el final y el Himno de la Guardia Civil pusieron sentimiento al pabellón de deportes del GRS con el delegado de Gobierno en la comunidad, Miguel Alejo, cuadrado en posición de firmes y a su órdenes, como barítono, con la vocalización perfecta y engolada. Finiquitada la banda sonora, Zapatero entonó la frase que hiciera famosa a Carme Chacón -”«capitán, mande firmes»-” y arengó con vítores: «¡Viva España! ¡Viva el Rey!...», y a uno de agente se coló un «¡Viva!» antes de tiempo, cuando el presidente no había llegado a zanjar el protocolo con el «¡Viva la Guardia Civil!».

Despedida y casi cierre. Sin que la prensa pudiera preguntar nada, con los fotógrafos y cámaras como integrantes de un tour de turistas chinos -”precedidos por un guía que les mandaba cambiar a la carrera cada 30 segundos de sitio, sin salirse de la fila-” y atrapados sin poder salir del pabellón, mientras el presidente asistía al izado de la bandera, el ambiente se distendió para ver de cerca el encubierto congreso socialista de cada acto de Zapatero. Paró por allí el presidente de Paradores, Miguel Martínez; los procuradores leoneses con nómina en Castilla; los diputados y senadores de asueto por León; ilustres ex que no han perdido ripio en la cuenta corriente; los alcaldes de León y San Andrés en el estrado presidencial... Como llovía, por lo del agua, estuvo hasta el presidente de la Seiasa del Norte, Graciliano Palomo. Y el del Madrid, Florentino Pérez, no como socialista, sino como constructor del GRS.

Hoy, lluvia... Ya escampará.

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