Con el criterio favorable de restauradores de prestigio

El apoyo al estudio que viene a justificar técnica, económica y socialmente el valor de la IGP de carne de potro, lleva impresa la firma del sector de la restauración, esencial por el valor culinario de un producto que gana cada día espacio en el mercado. Por eso, entre las rúbricas que suscriben la solicitud de ese reconocimiento para el potro hispano bretón, para su carne, tiene especial relevancia la de Juan José Pérez, cocinero del restaurante Cocinandos de León, un establecimiento que se estrenó hace pocos meses en el listado que recomienda la prestigiosa Guía Michelín. Se avista ya el final del giro profundo al que se ha sometido el manejo, cría y producción de los hispano bretones. Liquidaron las norias y los carros, el arado, las sillas de montura, el rol de garantía de supervivencia invernal de sus propietarios, para convertirse en fuente de producción cárnica. En eso, la asociación de criadores se esfuerza en ganar peso; más allá de la cría, el objetivo está en tener potestad y decisión en la comercialización. Para que se acabe la dependencia de los intermediarios, ya cuentan con una cooperativa cárnica. A partir de ahora, trabajan para poner un sello que certifique y dé valor a la calidad.