Diario de León

Las pérdidas del cultivo azucarero alcanzan ya al 30% de la producción

La climatología invernal, con temperaturas mínimas y lluvias que no se registraban desde hace 30 años, hacen perder 10 millones a los cultivadores

La azucarera de La Bañeza

La azucarera de La Bañeza

Publicado por
l. urdiales | redacción
León

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Todos los condicionantes que hacían prever en noviembre una campaña de azúcar excelente en León se disolvieron con la lluvia. Y con el frío. Y con las vegas y páramos anegados y el proceso de cosecha de la remolacha atrapado en la imprevisión total. Tanta, que la industria se ha visto obligada a cerrar en dos ocasiones por falta de materia prima, con la raíz enterrada bajo medio metro de agua, sin posibilidad de arranque. Hoy va a efectuar la tercera apertura. La tercera en seis meses.

Los daños colaterales de este desajuste van a parar al bolsillo de los cultivadores, paganos al final del recorte de riqueza de azúcar en la raíz entregada como efecto directo de la humedad, el frío y la nieve. Las heladas ha acabado por quitar a la remolacha la riqueza que tendría de otra forma y que no diluyó el agua. Y si la riqueza azucarera del cultivo ha acumulado restas desde noviembre (un punto de media conforme a los registros efectuados en otoño y los test realizados en pleno mes de abril) el otro parámetro que define el valor de las entregas a la industria también ha evolucionado en contra de los intereses del agricultor; los descuentos medios crecieron dos puntos entre las valoraciones efectuadas en noviembre y las que precedieron al segundo cierre de la azucarera, obligado por una nueva secuencia de fuertes lluvias que convirtieron en lagunas extensas todos los cultivos azucareros de la provincia.

Los dos indicadores corren en contra de los remolacheros leoneses, a los que les quedan en torno a 185.000 toneladas de cultivo atrapadas en medio de barrizales y charcos.

Toda la mejora del tiempo a partir de ahora no serán suficientes para mitigar las pérdidas por la resta de riqueza y el incremento de desechos en las entregas, entre elementos externos y raíces podridas entre tanto exceso de lluvia, heladas y calores de súbito. Esas pérdidas se cifran en torno a los diez millones de euros, que se descontarán de las rentas en las que confiaban la mayor parte de los productores para arreglar económicamente un año aciago en ingresos de otros sectores del sector primario -"atacado por los bajos precios y los altos costes-". Endulzar el campo con azúcar fue una posibilidad basada en las previsiones de cosecha y en la seguridad que otorga un contrato azucarero que, con complementos e intervención de las administraciones, le garantiza al productor ingresos superiores a los 40 euros por tonelada.

Un invierno como aquellos que parecían extinguidos ha abierto los ojos al sector primario, que ahora pide variedades de semilla doble resistentes a la lluvia.

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