Actos organizados
Los 1.200 enfermos de párkinson de León reclaman más terapias públicas
La falta de motivación provoca el abandono de los enfermos a los talleres que se inician en la asociación, a la que se inscriben personas cada vez más jóvenes
Un grupo de enfermos participa en una de las terapias para aminorar los efectos del parkinson.
Los 1.200 enfermos de parkinson de la provincia de León reclaman la prolongación de las terapias sanitarias para reducir las consecuencias que esta patología provoca en la conducta de los afectados.
El vicepresidente de la Asociación Parkinson San Marcelo, Antonio Fernández Rebollo, asegura que la falta de motividad es la principal causa del abandono a las terapias en la mitad de los enfermos que comienzan algunos de los talleres que inicia la asociación, a la que están inscritos 110 socios, 74 de ellos afectados por la enfermedad. «En la Seguridad Social nos dan diecisiete sesiones en un mes y ahí acaba todo», asegura. Es la asociación la que organiza talleres de rehabilitación física, automasaje, autoayuda, psicología, Taichi y arteterapia «que nos viene muy bien».
Los enfermos de parkinson de León no lo han pasado bien este invierno. El frío y las lluvias abundantes durante los meses pasados hacen mella en su salud y en su estado de ánimo. Fernádez Rebollo asegura que la mayoría de los pacientes que iniciaron alguna terapia han dejado de asistir a las mismas. «Esta enfermedad es destructiva si te dejas arrastrar por ella», asegura.
Pese al avance de las terapias para el tratamiento de la enfermedad, la realidad evidencia que la medicación ocasiona graves efectos secundarios que alteran el comportamiento de los afectados. Para concienciar sobre los efectos de la enfermedad y las consecuencias de los tratamientos, la asociación ha organizado varios actos con motivo del Día Mundial del Parkinson, que se celebra el 11 de abril.
Más gente joven. Los afectados alertan del aumento de diagnósticos en personas cada vez más jóvenes. El 25% de los asociados en León tienen fueron diagnosticados con edades comprendidas entre los 36 y los 47 años. «El impacto entre la gente joven es fatal. Es una enfermedad que se asocia a personas mayores, pero en un cuerpo joven, te corta todas las ilusiones por vivir, la familia no entiende lo que te pasa y supone un impacto económico muy importante», asegura el responsable de la asociación que atribuye al diagnóstico precoz, el aumento de los productos químicos y el estrés, las causas que están detrás de este aumento. Los efectos secundarios de la medicación es lo que peor llevan los enfermos.