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Publicado por
F. ramos
León

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Los grandes negocios se cierran casi siempre en torno a una mesa y a un mantel, o al menos eso dicen, pero también las conspiraciones, sean éstas grandes, medianas o pequeñas. En una cena liquidó Cipriano Elías Martínez a Javier García-Prieto y en una merienda urdieron los Yiyo, Majo y compañía la trama para tratar de liquidar a Isabel Carrasco. Hace días, no tantos, en un céntrico restaurante leonés se reunieron cuatro comensales: Juan Morano, Cecilio Vallejo, Ignacio Tejera y Álvaro Díez. Una comida de amigos, efectivamente, y residentes en León, en la que se buscaba un sólo objetivo: urdir una trama-conspiración que obligara a Isabel Carrasco —por entonces de viaje por Argentina— a tener que colocar a Vallejo como candidato a la alcaldía de León. ¿Pero cómo? Ahí es donde entra en juego Juan Morano, hombre acostumbrado donde los haya a urdir tramas. Él presionará en Madrid allá hasta donde llegue, pero además es necesario que esa presión se haga notar en Valladolid, ante Herrera, y quién mejor para ejercerla que Antonio Silván, que no se va a negar porque así evitará que nadie hable de él como candidato, algo que no quiere ni a tiros. La historia ya está escrita y no es un sueño.

Los primeros movimientos ya han comenzado. Y es que esto es lo que tiene León, grandes hombres que siempre están pensando en lo mejor... para ellos. Silván, que mira por León, necesita a un Vallejo candidato no vaya a ser que sea verdad que le toca a él. Morano quiere hacer ver a todos que sigue en la brecha. El único capaz de decirle a Carrasco: «Pero... si se te nota a leguas que quieres ser candidata» buscará ahora convencerla para que no rompa el sueño del señor de Inmocaja y, de paso, tampoco el suyo.

Claro que el que más sabe de tramas es el de los tejeramanejes, que mientras sujeta en una mano la rosa socialista, en la otra mantiene bien posada la gaviota que ya revolotea y que, con Vallejo, espera llevarla de ese Madrid al cielo de la séptima planta de Ordoño.