Tú también, Pano
Desde el Rubicón F. ramos
Cipriano «Pano» Elías Martínez vio las barbas del vecino pelar, pero creyó que las suyas no necesitaban remojo, porque no en vano él es, era, el gran hombre del PP, el cacique, el urdidor de todas las traiciones que en su partido y, sobre todo, en la Diputación han sido. Y, por eso, cuando el otro diputado sempiterno, el otro cacique -”Ramón Ferrero, el del Páramo-” cayó, pese a que Elías Martínez había pronosticado su victoria contra la presidenta, él no se vio como el siguiente de la lista.
Ni siquiera pareció darse por enterado cuando la presidenta le quitó gran parte de la comarcal y la puso en manos de Marcos Martínez, uno de sus hombres de confianza. Él, acostumbrado a no tener rival, o a liquidarlos -”políticamente, hablando-” si aparecía alguno, no se podría creer que alguien se atreviera a disputarle lo que quedaba de su vieja comarcal. Claro que alguno debió verle las orejas al lobo y se borró a tiempo de la lista. Que se lo pregunten a Francisco Castañón, a quien a última hora sustituyó Trinidad Arias.
Y es que la panera se ha ido haciendo cada vez más pequeña y ya apenas tiene mendrugos que repartir. Desde ayer, uno menos. Desde luego, si allá por el otoño del 2006 llega a barruntar lo que ahora está sucediendo, a buen seguro que aquel día, que hizo de mantenedor y de anfitrión en su casa para liquidar a García-Prieto, se hubiera puesto cuando menos enfermo para no estar en esa mesa, donde también se sentó Juan Martínez Majo, que se las promete muy felices porque a él no le ha tocado. Que no sonría tanto. Su elección también estuvo dirigida y decidida por quien todo lo dirige y controla.