El exceso de exposición al sol provoca un 31% más de melanomas en un año

«Una burrada». Con esta expre sión tan gráfica define el jefe del servicio de Dermatología del Hospital de León, Manuel Ángel Rodríguez, el incremento de un 31% más de casos de melanomas en la piel en León en el último año. El servicio trató el año pasado a 1.047 pacientes leoneses con cáncer de piel, de los que 690 fueron calcinomas basocelulares, 256 calcinomas epidermoides y 101 melanomas, un 31% más que el año pasado en el que se atendieron 70 casos. «son muchos, demasiados, estamos por encima de la media nacional», explica el dermatólogo que atribuye a la exposición excesiva al sol y al aire libre sin protección y al envejecimiento de la población las causas de esta incremento. «Además, los pacientes leoneses consultan tarde y cuando llegan al Hospital son cánceres muy grandes», lo que dificulta el pronóstico.

En el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, los dermatólogos alertan de la tendencia al alza. Los resultados del trabajo de fin de carrera de la estudiante de segundo de Bachiller, Mónica Rodríguez Corral, sobre la actividad del servicio de Dermatología del Hospital en el periodo comprendido entre los años 2004-2009. la media de diagnósticos por año en este periodo fue de 49,6 melanomas, y pasaron de los 39 casos anuales en el año 2004 a los 101 en el último año. Según el estudio, la edad media al diagnóstico es de 68,4 años y más frecuente en mujeres (el 58,1%), que en el 2009 casi duplicaron en número de casos a los hombres. Tanto en hombres como en mujeres la localización más frecuente fue la cara. Las piernas es la segunda localización más frecuente en mujeres. El estudio refleja que el lentigo maligno melanoma fue el más frecuente, con un aumento progresivo del melanoma nodular.

En el cáncer del piel el tamaño sí importa. El melanoma se mide por milímetros -”lo que se conoce como nivel Breslow-”. Si mide menos de 1 milímitro la supervivencia a los cinco años está alrededor del 95%, pero si el tamaño supera los 4 milímetros disminuye al 50%.

Para la detección precoz del cáncer cutáneo no melanoma, es decir, los calcinomas basocelulares y epidermoides, el diagnóstico precoz pasa por una prueba de queratosis actímica, que se debe potenciar en Atención Primaria para detectar una alteración precancerosas. «Hay que valorar el daño solar crónico que se manifiesta con datos clínicos como un color amarillento pajizo, aumento de las arrugas profundas y aparición de cuperosis, signos de un acúmulo de luz ultravioleta, avisadoras de una queratosis, que da paso al cáncer cutáneo», explica Rodríguez.