Reportaje | m. j. muñiz
Cómo entra el carbón en la red
Mientras usted baja del coche, sube las escaleras y abre la puerta de casa, una central puede dejar de producir, el viento puede no soplar o la red de transporte tener un fallo. En cuestión de segundos, todo un complejo engranaje de información y órdenes mete en el sistema otra fuente de generación. El resultado: cuando su dedo llega al interruptor, la luz siempre se enciende.
Para que esto ocurra con las exigencias de calidad, fiabilidad y seguridad actuales, el Centro de Control Eléctrico de Red Eléctrica (Cecoel) recibe y emite constantemente instrucciones que ajustan al minuto la producción (la electricidad tiene una capacidad de almacenamiento mínima) y la demanda. A la vez que se gestiona el minuto a minuto del sistema eléctrico, cada día se hace una minuciosa previsión de la electricidad que se va a necesitar, y quién la va a producir, el día siguiente, la semana siguiente y el próximo mes. Todo ello a través de un detallado procedimiento de ofertas y demandas que, además de asegurar el suministro, ajusta los precios que se pagarán a los productores.
El ajuste. Este milimétrico sistema ha tenido que ajustar ahora la obligatoriedad de introducir a diario la energía que producen nueve centrales térmicas con carbón nacional (entre ellas las tres de la provincia, Anllares, Compostilla y La Robla). El mecanismo ya está preparado, y empezará su funcionamiento en cuanto entre en vigor el Real Decreto.
Cada día, antes de las 13.00 hroas, Red Eléctrica comunica una previsión de la demanda energética para los próximos siete días, así como una previsión de la siguiente jornada, con su desglose horario. Los distintos productores de electricidad hacen sus ofertas sobre esta previsión, y el operador del mercado eléctrico va casando las propuestas con las previsiones (teniendo en cuenta también la entrega de la generación de régimen especial, la eólica, hidráulica, solar, etc.; que recibe primas y no presenta ofertas).
Las reservas. Una vez cubierta la demanda prevista con la producción aceptada, REE estudia las restricciones técnicas, es decir, las incidencias en la producción o el transporte que se prevén para el día siguiente (averías, paradas, etc.). Sobre esa base realiza la denominada regulación secundaria, una reserva que los productores seleccionados tienen que tener preparada para entrar inmediatamente en el sistema si se produce alguna incidencia: desde una avería hasta un incremento inesperado de los consumidores (se produce sobre todo en las olas de frío o de calor).
El operador todavía asegura una regulación terciaria, a primera hora de la noche, por si ante una incidencia las reservas previstas descienden por debajo de determinado nivel.
La energía producida con carbón nacional tiene que entrar obligatoriamente en este proceso, independientemente del resto de las ofertas que reciba Red Eléctrica para la producción energética diaria, según establece el Real Decreto de Resolución de Restricciones por Garantía de Suministro. Y lo hace después de que el operador reciba las distintas ofertas de los productores, y antes de decidir cómo resolverá las incidencias que ya están previstas y que le han sido comunicadas.
Al entrar obligatoriamente esta producción, otras fuentes de generación tienen que salir del mercado. Serán las que más CO 2 emitan a la atmósfera, en orden de mayor a menor emisión, según la lista que publique y actualice la Comisión Nacional de la Energía.
El objetivo del real decreto, según REE, es mantener abierta la opción de que algunas instalaciones generen electricidad con el carbón contemplado en el Plan de Reserva Estratégica 2006-2012, «sin que el sobrecoste que esto implica frente a otras tecnologías más eficientes sea un obstáculo para resultar casadas en el mercado». Estas centrales contribuyen también «a la fiabilidad del suministro, ya que es una producción gestionable» (frente a otras que no pueden controlarse, como la eólica o la hidráulica) y que permiten ajustar el sistema.
León
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