Cincuenta millones para llenar la mesa

En vísperas de fin de semana, un mediodía cualquiera, hay que esperar turno a la entrada de los más de diez mil metros de vivero que cubren las instalaciones de Los Melgares, a las puertas de Valencia de Don Juan, en pleno corazón hortícola de León. El regente se encoge de hombros cuando se le pregunta por el número de plantones de un producto de consumo generalizado que pone a germinar. Lechuga, por ejemplo. O tomate del país; o pimiento lamuyo; o el de tres venas, el berciano. «No sé, lechuga de hoja de roble ... tres millones; tomates hay una variedad demasiado grande para acotar ...». Escarolas, melones, sandías, lombardas, puerros, cebollas, brocoli. «Sí, sí, todo lo que come la gente nace aquí». Rodrigo González, el propietario y gerente de Los Melgares, consiente como válida la cifra de cincuenta millones de plantas para ubicar el despegue de la demanda que entre los particulares tiene este tipo de gestión alimentaria; despegue que se ha consolidado esta primavera. El negocio es un reloj; y a la vez, un calendario. Hay productos clasificados desde la semilla hasta alcanzar el momento listo para llegar al trasplante; desde el germen al mercado. Génesis del alimento que forma tapices cromáticos uniformes. A gusto del cliente y el mercado. «La gente está muy bien enterada de variedades, de formas de cultivo, de tiempos de cultivo; además de productos que antes no se consumían y ahora están a la cabeza de la demanda», expone González para reflejar la preferencias alimenticias de sus clientes. Preferencias que trascienden el gusto local: el vivero sustenta a profesionales agroindustriales; pero también a particulares de otras provincias.